Se reúnen imperios de distanciasen un mareo de azul y olas silenciosas.Las pequeñas patas del cuervo atosigan la piedraque ha vegetado  en el limbo de su musgo.Toda vegetación trae sus rotacionesa este centro, donde el día campea:El humo aparece teñido de minúsculocomo si fuera una sólo fibra de siglo.Las cosas que antes fueron ardientes y agresivashan sido acalladas por la hondura del sigilo.El aire se corrige y regresa a las vetasde donde no debió salir sin la seña debida.Yo, en medio de las cosas que me aluden piensoque es milagroso aún perdurar en el año.Las horas se recuestan como un puño salvajeque me va destruyendo, sin antes absolverme. 

Caminos difusos, vastos corredoreslaberintos echados encima de un contorno.Silencio en espiral que gira sin sus lucesagujeros de sombra tras una puerta muerta.Son las 3 y madruga en las horas del mundo:Las cosas tienen peso, respiración, distancia.En cada recobeco largas exclamacionesextendidas de pronto  como números pródigos.Los entes se deslizan y caen en su umbray el minuto se encarga de su hachazo metódico.Todos los vapores caen en mi cabañay mi cuerpo palpita resonando en su sangre.Un manto de reflejos ha arropado mi cuartoy va llenando todo con un sopor sombrío.Las constelaciones se asoman a mirarmemientras algunos limbos aún se reproducen:Yo sueño con el ala del gorrión y la pértiga rotahélices vesperales y canarios dolidos:Sobre un páramo blanco las cosas se debateny en cada cual discurre su silencio sin eco.  

Van los contrahechos a cumplir su rutinamientras el Cid y su Azor a la playa encaminan.Caminan los deformes con pasos atoradoscon sus gibas brutales y torsos descamados.Un fiero capatáz, que no ha visto una lislos lleva a la muralla: Gozoso el infeliz.Va rodeado de pompa y letales sirvientescomo nunca se vió en tierras de Occidente.Más las plantas al Cid le trasmiten gemidosy ante un atropello se encienden sus latidos.Y saca su espada de forma decididay legendaria adarga a la que temen los moros.Y suenan campañillas y se estremecen hadas:El Cid se precipita galopando hondonadas.Y cuando el capatáz ve a ese ser inmensoel alma se le atasca y se vuelve débil lienzo.En su pesencia huyen capatáz y pandillacomo quien escapara de la muerte en Melilla.Y con sablazos nobles va cortando las sogasde aquellos pobres parias que lo ven azorados.Y pasa el Azor sobre su amo victoriosoque recibe las loas de seres oprobiosos.Y le entregan la ofrenda de un beso a la mercedde aquel que se levanta como adalid de fe. 

Sobre el día difunto se sustentan las nochesque vienen a ocupar oquedades y nidos.La sombra pinta siempre las mismas garrapataspor entre las costuras de los robles nudosos.Hay una huída de luz por todos los resquiciosy un rumor que despierta la maldad de los sátrapas.Saltan al escenario, enanos y alfeñiquesy hombres con horror enquistado en el rostro.La baraja se alza y no reluce prístinay los bares se llenan de transeúntes y corrillos.El latrocinio deja su muerto en las barandasy hay a quien han ahogado en el centro del parque.La noche es romántica para el que ve nocturnosy piensa en madrigales que duermen a los pinos.Pero la muerte baja desde las cordillerasy busca asesinar a gente respetable:No ama la miel trémula de la carne sedosani respeta a la vida que de por sí es espesa. 

Amanece en colinas de largas pieles blancasy mi mano la frota y se adhiere a sus colmenas.La mujer que a mi mano se mueve entre sus graciases la misma que me diera su entrega antes del sueño.Ella duerme a mi izquierda como un lirio tranquilohecha de las corolas más bellas y benditas.De su aliento ha llenado mis timidos pulmonesy sobre mí ha remado como río portentoso.Amanece entre muérdagos movidos por el vahoy me muestra su cuerpo,pero no su apellido.El centro de su ombligo lo embadurno de miely mis manos la aceitan en el alba pecosa.Hemos jugado todos los juegos que en la nocherealizan los amantes entre besos y fuego.  

Yo vengo naufragando en mis vestigios moralesnadando en las memorias de mis visicitudes.Como telón de fondo está mi carne blancaque ha sobrevenido como tifón cerrado.El tiempo ha proclamado que la encierre en salitrehasta que deje ella de atar y maniatar.Soy como aquellos hielos bebidos por mujeresque siempre te atenazan por debajo del brazo:Ha perdido el pudor por  el musgo del hímen y, a las adolescentes, con cláusulas engaña.Se ha perfeccionado en su lengua falazpara morder pezones que no han amamantado.Cuando ve a una joven se estira de lujuriay aporta a sus oídos bandoneones del cielo.Y prepara una cama de vaho sudorosodonde les robará su tesoro enterrado.En parte ellas pierden sus tréboles rojizosy aprenden a embriagarse de farra con la luna.  

Para la menteun vacío sereno:Y unas exclamaciones que corran como fuego.Esta es mi noche y en ella sobreabundocomo migraciones de pájaros desnudos.Los chopos me miran en su morado eléctrico:Saben que no saldré de mis tormentos.Vacío está mi cuerpo de serenos y saly un viento de güitarra me lanza un madrigal.Voy por el imperio de mis cinco sentidospor corredores angulares y no fijos.Y a merced de la luna, me deshago en el cardocomo si fuera el humo de un fantasma sitiado.Me veo en el espejo y este no me refleja:En su fondo gravita mi cintura muerta.No soy aquel que ha guerreado por mil siglosy todo mal de amores me ha vencido. 

Día largo como ola extendida:Los minutos se expanden cubriendo a una morena.En ti cabe la vida, el estertor, el sueñoy las fonetizaciones que no acallan la muerte.Día que sobreviene como marea súbitaperlado en los rubores de las albas totales.Perduras en la roca como la paz del páramolo hace en las colinas y moles sempiternas.Atraviesas trayectos, corrientes y vestigiosy rasgas con tus lomos las formas de escultura.Día que corre en mi mente de forma estructuraday me hace cansar en abiertos paréntesis.Aprovecha mi mano para hecerte una odamás tú con tu desprecio quemas mi pergamino.Día largo tatuado en la mujer canela:Eres el que me aguarda cuando cruzo el océanoPara desmantelar mi barca y dañar premisas.Día que no respeta como la lava no hace. 

Fronteras rigurosaspara mi mente tácita:Fronteras que caminan y no avanzan.Despierto, despierto, con mi ojo que mirala última estación de mi agonía.Mi sueño se ha vaciado entre los arenalesderrumbando castillos que se han ido.Y el dolor de soledad es dolor postrimeroallá donde la vida deja el fuego.Ninguna salvaguarda va a la derivay me voy desclavando del caballo de la vida.La naturaleza sutil moja mis descampados:Confuso voy en sus rarezas y sus vahos.Es gran verdad que mi ojo está ciego:Camino y sólo veo su silencio. 

El fondo del espejo me mira y me tutéa:El fondo del espejo me hace secuela suya:Me absorbe a sus entrañas, en parajes de sombray, a veces, me hace ver de frente a una muñeca.Todo el horror del mundo se concentra en los ojosde aquellos que se miran para verme la cara:Yo sólo soy el fondo que siempre se despeñamás allá de las cosas secas y sin destellos.Hay un árbol de sombra que posee mi serdonde los laberintos ya se han crucificado:Su copa es mi cabeza, mis pies son sus raícesy toda la estructura divaga en los reflejos.Más de repente, existo en el ojo del bueyo en un pequeño añico arrojado a las aguas. 

Allí están los pájaros:Ondulando a la diestra de tu cintillo largo.Mirando decaer al día moribundo.Repitiéndose siempre aurora tras aurora.Buscando alimentarse de los frutales diurnos.Los pájaros son alas y a veces, centelleosque pasan por los bosques hendiendo a la hoja húmeda.Y caen a la muerte como los aerolitos cuando el día se torna de pronto silencioso.Yo conozco el portento de sus garras pequeñasy el sonido que nace al explotar su entraña.Enfundados en nidos los mira el nigromantey salen como flechas en formación abierta.Los pajaros nos miran con sus ojos extrañossin saber que, por dentro, los absorbe un vacío. 

Malicia:  Delicia ingénita del género humano      a donde van los hombres a desglosar pasiones.         Se apagan los vapores del romance por gozo            y cada quien se apega a devorar su ingesta.              No es oprobio el oprobio si es bello lo vedado                 y el cuerpo articula perforaciones fálicas.                     Allá el hímen de la hembra que muestra cuatro pétalos                        y ha quitado el rubor para mostrar su cútis.                          El satiro absorbe como como a medusa blanca                             a aquella que se entrega a sus meditaciones.                                 Y la mujer despotrica en su lengua de hembra:                                    Les es dado ser viles montadas por varones.    

Alguna que habitó entre los violinestornó mi música melodía desafinada.Yo caí en sus ecos de fanfarriascomo quien oye de pronto una tocata nueva.Ella se lanzó de súbito sobre mi corazónrompiendo sus molduras con recio picahielo.Lo persiguió muy adentro de sí mismopor donde las palpitaciones escapan sin hallarse.La sangre de mi cuerpo se agolpó en mi caracomo queriendo la muerte sustraerme con sus velos.Todo fue una barbarie de dolor colosal hasta que a ella la ataron las lacustres espinas.Y pude yo partir entre el bordón y la primae irme en mi cintura de su mirada amarga.Y esa alguna que habitó entre los violineshizo que tocara yo un bandoneón de dolores. 

La monotonía asedia al bar aciagodonde todas las rondas se hacen en centilitros.Cada quien se absorbe en el fondo del vasomientras en sus cabezas estallan las mareas.El alambique quebró a la renuncia del vidrioy sólo sobreviven algunos San Bernardos.El hombre lame las sobras de un jugo que es de sombray mañana volará, etílico, sus sesos.Pasan las sequedades construyendo alambradasde donde cualgan ebrios a lo largo del llano. 

No dejes que los obreros me ahoguen con su canto:Impide que su parafernalia se adentre en mi corazón.Corazón estallado en huecos y desiertosque alguna vez tuvo vida, sutileza y aroma.En el mar de sí mismo y su río ha navegadoy caído en cataratas donde no alumbra la luciérnaga.Se ha consumido en una densa, triste humareday recibe del mundo su dolor en tejido.Un cántico antiguo lo mueve de su tediopero sus anclas frías lo toman poderosas.Por eso pon la mano en el medio de mi pechoe impide a los obreros cantar de sus amores. 

En el vahoal acechode las respiracionesque seres amorososaspiran y repartenlos ojos de Karinason destellos de celospues yo me he amoldadoa tu suave silueta.Eres la curvaturaque llena de cariciasy el cuerpo de solturaen que me desdevano.Sobre nuestros ombligoslaten nuevos veranosy la espiga y el sémenen tu vientre se alojan.Los ojos de Karinauna riña pretenden.Pero tu piel y mi pielson eterna amalgama.En las frondas yo ruedoen tu espalda arenosamientras la luz te nacede la boca melosa.Somos caligrafíasque al instante, nacemosy nuestra entraña esdel color de la flama.  

Agresiva:Veinteañera que quiere demoler a su parray que puede prestarse a hacer un parricidio.En su fina cintura y falda de cometase despoja de todo mientras la flor desoja.No caben tus ojos en la tierra florida.No cabe tu corazón la bondad de la arena.Inconforme y brutal, con su lengua golpeatodo aquello que crea encarnación agónica.Y te crees quimera por tu verdor genéticoy por tus brazos, firmes más que una balanza.Vives en el ahora pues eres de este instante.A todos vas hiriendo con tu riente saeta.Aprovecha los tiempos en que el rocío es tuyopues la mano del siglo se clavará en tu rostro.Al final no serás fuente de escupitajossino otro mortal domado por el tiempo. 

Sé que hay una mujer que espera por mis ojosmás allá de los rincones poblados de estertores.Debo llegar a ella sin el previo preavisoque siempre trae el alba en una carta sellada.Sé que ella me aguarda con los senos sumidospor donde circulan húmedos y vívidos vapores.Por eso debo yo aparecer de prontopara llenar de vida sus cegadas ojeras.No conozco el camino que lleva a sus sonidosni de los laberintos que su vida ha surcado.Pero sabré llevar como el grano a la tierray endulzarme en su boca de morado crepúsculo.Preparo ya las horas que gastaré en la rutavestido con los lienzos que el día me regala.Voy inmerso en las vendas de todas las batallasque habré de concluir para entrar en su corazón. 

Echado en la paz de las aurorasveo a los pájaros subir y cristalizarse.El cielo, en su debacle de ser cielodesciende encima del bosque: Umbra verde.Tifones diminutos pasan entre mis dedosdesbaratando yuyos y quebrantando hormigas.Experimento la injerencia del sopor en mis porosy la persecusión que me hace la polilla negra.En las intersecciones de mis bostezospasa una mosca escribiéndose en negrillas.Aquí todo es paciencia reincidentey hasta el lagarto recuesta su cabeza en la mía.En vano se deslizan las orugas inertespues como hombre necio las aplasto con palos.No hay necesidad que se abran vertederoscuando me voy durmiendo sin una sed profunda. 

Cansada de enamorarsela mocita se fue al vallepara llevarse su tallemuy lleno de mariposas:Era una muchacha hermosailusionada con todo:" Así pienso yo, ni modo"contaba la esplendorosa.Aquel que venía a piela enamoraba al instante y un indio con un turbantele sacaba un tentempié.Ella no podía másmanejar su corazóny para entrar en razónse golpeaba en el pie.Dicen que la vieron irtras un pañuelo galanteque asomaba algún tunantede mala estirpe y sentir. 

Amor de veintiocho, joven para mi vida.¿ Qué te hizo venir desde las íslas tiernasdonde tu pie jugaba con la bruma y el limoy era tu gentilicio en un alto aposento?Traes la sangre nueva que en sí misma palpitaen tu cuerpo curvado, vestido de luciérnagas.Me pintan y me borran tus ojos de acuarelamientras yo voy fraguando otras constelaciones.Andando en tu silueta de celebrada güitarrano temes abstraerte en el pozo de mi bocay me quitan los años tu sabor a melazamientras en la maleza te acuestas cual ciruela.Amemos este tiempo infinito que rueday que nos va encendiendo la pasión en racimos:Para ti son mis manos labradoras de estrellasy esta agua castalia que recojo al crepúsculo.   

No me interesas tú ni tu desastreni el río poderoso que crees hay entre tus piernas.No me interesa tu doble múltiplo de diez añosni que bebas sangría o te desangres en vino.No me importan tus epítetos, que son superficialesni la inmadurez constante de tu razonamiento:" Quien con niños se acuesta amanece mojado ".No me importa que seas del primero que pasey que ambas ojeras debas llevar a cuestas.No me importa que te desprecien tu madre y tu padrey digas ser agnóstica y te recrees en ello.Eres vesugo joven que se arrastra en la nochecuando tus destructores te toman por asalto.Saca de aquí tus narices y pantaletas blancasy no des más golpes negros a tu magra poesía.Que tu abuela termine de cambiar tus pañalespues al menos sé de ella que recibió piropos.Y cuando te sustente la fuerza de tu carney sea mayor el ansia de cambiarte la pielPierdete por los bosques como ofidio que erespuesa allí aguarda el cuervo de tu desesperanza. 

Heme aquí:Atravesando marejadas de sonidosdeslizándome como el ruido en las ríadassaliendo del fango en que andé trastabillando.Caminando por entre marejones y tajamaresa merced de los brillos y sus cláxones.Sacando del barro lo que me será por piely bajando mis ojos del ocaso.Mi cuerpo se habituó a hundirse en la cenizapero despertó con el alto murmullode una mujer que pasaba depurándolo todo.Despertaron mis retinas después de muchos siglosY decidí limpiarme para obtener un beso:Recuerdo que sus resacas eran primorosasy que el exceso de ellos me demolió hasta el hígado.Pero ha aquí vuelvo tras el retoño purode una mujer que me ame con su voz y su linfa.  

Para que nuestros hijos crezcan en la hermosuray sepan destilar el zumo de la uvaAmor: Necesariamente debemos combatirpor esta libertad que todavía nos nace.Yo tengo las manos negras que carga el carboneroy la faz decidida del que hace mazapan.Amo los sindicatos, donde nuestros amigosacuden como palomas o como mariposasa  defender derechos ya recién nacidosque quieren socavar los ricos milenarios.Para que todo sea azul ante sus ojos fuerteshemos de hacer querida lo que sea necesario.Y cuando ellos arriven, ante el mar en delirioharemos devociones peremnes a la luna.Que cada uno cargue un crucifijo de oroplenos de las cenizas de algún ser adorado.Que amen como nosotros la paz de pies sulfúricosy que se atrevan a linchar a todo victimario. 

Me he recostado en una mujer blancacomo para resucitarme o perderme en ella.Es escultura de piel tallada sobre el tactode donde sobresalen gemidos y suspiros.Yo me amarro a su cuerpo de húmeda arboledapara encontrar en ella la raíz de su aroma.Está desnuda sobre la tierra negray su espalda se abre en arcoíris de pecas.De su boca quisiera pescar yo besos frescosy recibir un hálito de risa saltarina.Más respeto las cláusulas que mantienen su sueñoy quiero que se hunda en mi tórax cerrado.Para resucitar y perderme en sus muslosdebo dejar que avance entre lotos durmientes. 

Sueño atropellado:Sueño que no sueño.Detrás de las estructuras que conforman al marvengo yo dormido en la espiral de mi oído.Sueño que estoy despierto encima de una lámparay la habitación sola está llena de íslas.Los gatos de neón se prenden y se apagany el color de los techos tiene su negro exacto.Un perro cruza pronto a través de mi ombligomientras se van vaciando mis largos parietales.Allá en las fronteras se repliega mi encéfalocansado de mirar cosas decapitadas.El cansancio me sube como el duelo y la edady viene a entreverarse en sienes sonambulescas.Mi pecho se desprende y asciende a mi retinaobstinado de ver sinrazones volátiles.

Detrás de la puertaentornadas en sus hilostu sombra y mi sombrasin sus atavismos.Detrás de la puerta( Muy detrás de ella )Tu cuerpo y mi cuerpo:Finos linimentos.Tu boca en la míadetrás de la puertacomo dos capulloscomiendo violetas.Detrás de la puertay en fina celadatu pecho y mi pechoen fuego se arrastran. 

La poesía pasaen el sentir de un instante:Alumbra los ojos que se creen encendidosse desliza en la página en una tinta larga.La poesía viene en los lomos de la mariposaascendiedo hasta dulces cercanías:El viento airado no logra detenerlapues nace del corazón para que el oído oiga.La poesía es una caricia en un velámeny aquella que puede descontristar al alma.  

Ahí va mi amigonegándome la mano:Dejando que la tormenta me hunda y no lo salpique.Navegando brioso sobre salitres blancos.Ahí va mi hermano, mi todo:Aquel que me aborrece por encima de otros.Movido por la envidia golpea mi cabezacon la quilla que corta rompeolas y arrecifes. 

De las cosas que puedo yo saber o determinary que están destinadas para que las manipuleno está mi corazón, que se debate cantandoal paso de tu mirada sutil que lo subleva:Por más que lo hundo en un costado del pechoy apago sus latidos con ideas estérilesmi corazón se revela en su vida y su formay no deja de sentirse unido a tu cintura.Lo he arrojado a lo profundo de secas acequíasy llevado a admirar princesas en palacios.Más él resuelto y determinado en lo que siente espera tu presencia para cantar indómito. 

Y todo lo que pasaes caricia exclusivamano consoladora que en nosotros avanzallenándonos de rocío como a dos odres blancosdeclarando que sómos pureza en este mundo.Cansados de mirar las catástrofes ajenasdonde el otro hace exponencial su barbarievamos de la mano a las letanías de la brumaa arrumar nuestros pechos para tener descanso.No nos alcanzarán allá las espuelas ni el lince y la paz nos vendrá en río caudaloso.Diluidos los pesos en los mares de fuerapor fin concentraremos nuestros cables centralesy compartiremos la paz de las raícesque a veces se entrelazan cuando las riega el morbo.  

Para que el corazón ruede por las encinasy se encuentre inmmerso en sus regiones vedadas.Para que toque en la tierra todo lo que glorificala verdad en que se mueven sus sentidos frágiles.Debemos prodigarnos el cariño, amadaque sale de los pechos cual diurnas estampidas.Para que nuestro corazón encuentre el punto máximoentre las ambiguedades de los diarios sufrires.Debemos abrir sus puertas de par en parcomo quien recibe al año un primero de Enero.Para que no nos dañen los arteros ni sus habladuríasy nuestro amor se alargue como blandera blancadebemos aferrarnos a las nociones del otroy blindar nuestros cuerpos con suaves bocanadasde esa bruma que pasa eclipsando las dunasy que en cada bocacalle nos espera como amantes. 

Teje la arañala tela de sus ojos.Mientras que tu fabricastu distancia en los míos.Haciendo cadenetasen tus manos me engarzasy juegas a placercon este cuerpo omnívoroque nació para sertomado por tus ojos.Vendado por tu lengua.Vertido en tu garganta.Que vió la luzpara congratulartey llenarte de risaen lugares inciertos. 

En la tarde rotaroída de crepúsculosante nada se amilana esta fe mía:De abrazarme contigo bajo estrechos farolesmientras pasan voceando los bólidos y cláxones.Llego a ti y tu figura se encumbra en mis hombrosy mueves tu cabellera de pura sutileza.Yo te contemplo como a formas de vinoque me hacen querer poseer a las tinajas.De tu rostro sale cereza y carameloy la fruición indolora del beso.Y mientras las luces mueren en la cunetasé que habrás de morderme con tu boca de luna.Los satiros del mundo nos miran y nos celanpues se enciende en nosotros un fuego que no expira. 

Reviven en sus formaslas piedras imperialesluego de ser poseídaspor las formas del musgo:Cada una de ellasse adelanta y se ablanday poseen mil ojosque las refleja ciegas.Por sus poros rosadoshay recuerdos e imágenesde indios poderososque flecharon la lumbre:Desde ellas batallaban( siendo altos peñascos )con los conquistadoresque trajeron el cólera,el tífus, la malaria,la muerte más que físicay el hedor purulentode sus caballos negros. 

A veces me despierto a medianoche entre muros sin sustancia ni forma coherente. Las paredes parecen que se achican y que van a emparedarme, pero se retiran luego y se mantienen temblorosas como latidos. Sobre mi mesa chueca mi libreta y mi taza desportillada y un poco de polvo de estrellas que me indica que debo sentarme a divagar sobre viajes vividos y anhelados, sobre cosas muy concisas que jamás ocurrieron, sobre sentencias totales que desconozco al máximo.Dejó pues a sus anchas a la imaginación, la mía, muy peculiar. Ella se lanza a construir velámenes entre las tormentas y a achicharrar pájaros agigantados. Ella hace de hablante y de hablador, y nada lo toma en serio. Es como un niño teñido de mala cara que empieza a realizar mohínes y a edificar obras con tan sólo el poder de su dedo....Así pues es el polvo de estrellas el que me dopa y me lleva a las líneas intrínsecas de lo que yo llamo y llamaré, " mi humilde otra ", pues de ellas es la puesta en escena y yo sólo les sirvo de escenario.

Hoy no iba a escribir nada, pero el " ring " de los bolígrafos me despertó.Me levanté confuso y me sacudí algunas vocales de la cara. Las consonantes ya estaban golpeándose entre ellas encima del teclado y sólo se calman si las pongo en marcha.Hay algo en la escritura que levanta las manos y me hace dejar los abrigos del sueño para dejar algunos versos que quizá nunca se celebren......A esto lo llamo: " El magnetismo propio de la poesía ", que llama a sus fierros a servirle de siervos, tanto a hora como a deshora.