Abundan los espacios deliciososen las muchedumbres de tus lares acuáticos.Abundas tú incrustada en tu pieltallada cual diamante cristalino.Abundas en mi boca al beber de tus aguasque me hacen incorporar como letrado nuevoy le dan otros sentido a mi existenciaal sentir la palpación de tu piel en mis labios.Eres un sorbo de mares de latidosy cabellera alegre que me toma los dientes. 

Inevitablemente               voy cayendo:         como un latido         como un vértigo         como un vestigio suave         sobre tu negra melena:   Me maravilla ver las formas de tu pelo:            ríos de folículos que caen en cascada.             Tu frente                tu rubia frente parda          tiene el sabor de la rubia y la mulata           y es una terraza en la que el sol reside           y quisieran mis besos enterrarse por siempre. 

En la misma sombra en que escancia mi manoy que puede volverse un brillo tricolorveo como elefantes pasar por las llanurasque me crecen al márgen de la línea de la Vida.De colores muy pálidos florecen las jirafasque giran a esconderse en mi raso pulgar.Hay ejércitos de leones hacia mi dedo índicey en el anular se cuecen especies desgarbadas.Es un zoológico que medra en las partes aciagasde una mano fibrosa de médula inconstante.Me siento como un niño que pasara por Áfricaen una expedición en la que sobra rapiña.La boa tragavenados se cuelga a mi muñecaa la vez que devora mi reloj recurrente.Es como un paraíso de sueños muy selváticosque me vienen de adentro, dispuestos en visiones. 

Prototipos de hombre ceñidos a corbatascaminan, cuesta larga, en su ciega mirada.Me parece que son estos muertos-transeúntesparias de alguna tierra que no da cementerios.Prototipos de ojos que no muestran miradasy parecen cerrarse en gríses laberintos:Están como empujados por los dedos de Dioso por el estupor que regala mandinga.Prototipos de especie de aguda cadaveraveo pasar, tristísimos, a consultar oráculos,o a preñar a una niña que cuida a una niñerapara que así se engendren cuerpos de sepultura.Conocen a conciencia el ritual de los huesosque se arrastran eternos bajo el sol calcinante. 

A sotavento revientansones de carabineroentre facundias de carnessumidas en largos cuerpos.El vértigo de las faldashace girar al mareomientras las teas brillantesson lugares para encuentros.Al menear de la güitarracon un furor extranjerola moza se acoge y bailaentrelazada hasta el sueñode un principe pelo rubioque tiene los ojos negros. 

Arribaveo sembrarse nuevos mundos.Abrirse naciones en un renuevo cósmico.Arriba se plantan países de cometasy, cada cauda, arrastra a una galaxia.Con mis ojos de carne veo cosasreservadas para los que  no tienen epitelio.Está la sombra rápida de la aurorarenaciendo de entre los astros cenicientos.Veo gladiolas sembradas hacia arribaen un jardín sin señas de hortelano.Y mis huesos se dedican a rezarle a las vírgenesque desde extrañas pléyades me observan con dureza.Soy insignificante ante las grandes formasque sobre mí pasan en suseción altiva.

En las tapias se recuestan las sombras:Baja el negro a las tejas en dormidos nubarrones.Los gatos maúllan tras la quejumbre entristecidadel viento que absorbe las calles desoladas.En una misma pompa gravitan sueños y silenciosy todo se aniquila a diez metros del párpado.En éste puente mudo del sueño a la leyendase crean los submundos que devoran vahídos.La mujer es flor en cama inerte y liquidadaque no ha inventado aún su realidad reciente.Alrededor de ellas giran lerdos vacíosque la hacen pensar en vidas sin migraña.Sus volcánes son mínimos en la sábana impúberque siempre se adentra en el delta de sus pudores.Ella es como una lámpara que de noche se erizaal ver que ha regresado del destierro su amante. 

El almanaqueha sido socavado por las viejasque lo han desflorado y dejado en pantorrillas.Diseminado sobre un piso sin neónesdeja de ser doce partes noctámbulaspara entender, que con él, vienen los equinocciosy la deforestación del cuerpo en acaboses.El almaque no se sabe invención agresora del tiempoque ríe cuando ve la angustia en los semblantes.Ríos de años y de vida en infinita enredaderaque la hora parracial va siempre recortando.Yo me escondo de los fondos brillantes del espejoque se transnochan para verme a ír a mis desembocaduras. 

Página 103: Marchas lentaacomodándote en cuartillas y cuadrículas:Como todas las cosas que a su inicio remontante da pereza serpear por blancos y arabéscos.Cuarenta partes son las que te formany las mantienes en precisa cuarentena.Para que yo no pueda hacer contigo una escriturao un folletín que arroje un cineasta.Pero te iré dando forma, como forma de viday haré que se recreen en ti cláusulas nuevas. 

En la ámplia cosecha de cenizasque hago al recorrer los crematoriosestán los soliloquios de unas páginas muertasque fueran condenadas a un destierro de Judás.Están también la abolición de muchos álamosy el polvo de los ácaros que contamina al verme.Están también esquelas de restos epitelialessacadas de manos humanas y huesos de algoritmos.Hay restos de racimos que fueran parque humanoconsumido a la diestra de una guerra menguantetambién la molición de alguna piedra cósmicaque quiso regodearse junto a los silabarios.De cenizas se llenan las patrias de los niñosy los puños nudosos de los caficultores.La aridez de la vida se planta en una manocada vez que le siembro una flor de cementerio. 

Entre tus longitudes taciturnasbien puede incorporarse el miserere.Tener, cualquiera, lugar para dormirincorporándose a la márgen de tus poros.Tus extremidades sirven de escarpaduraa todos esos que escalan con sus dedos.Sirves por igual al servil y al bárbaropues en tu cuerpo alcanzan paces sin artificios.Eres como río tendido que se anega y ondeade la misma simplicidad de una querida forma.Yo he soñado contigo y tu terciopelo místicoque dicen, das a los hombres que te encuentran de mañana.  

Si otroste quieren verdeyo te quierocolor carney tus besosen mi frentepara sentirtus ardientessabores a algonales.Sea tu saliva milagroen mi boca y silabarioy muera yo en mal de amoresal negro de tus dolores. 

Dicen, que el fruto del árbol prohibido en el Paraíso Adánico era, Robin Rihanna Fenty. Se cuenta que Eva la vió, la codició y la comió, dando así los primeros pasos hacia el Lesbianismo ( Quizá no haya existido la histórica ísla de Lesbia, en el mundo antíguo ). Dícese también que Adán - Léanse, los hombres- fueron sometidos y enamorados a causa de su belleza mayúscula. He buscado en la canción " Only girl ( in the world ) pistas que me llevan a pensar que la historia no es del todo falsa y tiene ribetes de creíble...Pero como el encabezamiento dice que ésta es una NO LEYENDA, me atengo sólo a la belleza de la actual y mítica Rihanna, por la cual todos nos hubiésemos entregados sin infelicidad al pecado de " devorarla " diariamente.

Las mareas se forman al forjarte la Lunaen su jurisdicción de noches epiteliales.Nacida de las brumas específicas que asciendeny recorren el cielo como manos de lluviase van consolidando tus pulmones y piesy el arco de ese talle de detalles pulidos.En la depuración del agua que te hace el alcancecaminas, ya crispada, en los vientos tardíos.Eres toda esa estrella que se estrena en la costaque robara destellos para volverse amores.

Montañas de ruinasse esconden del espejo:No quieren observar sus rostros destrozados.Allá donde se elevan las torres de latonesy el gusano abunda degustando enlatadosHay un olor nauseabundo, de hediondez específicaque piensa no ser nada ante un domo de flores.El basural no es más que la morada impropiade hombres hacinados que desprecian la higiene.Por ello las inundaciones la toman con los pobresal lanzar sus neveras en la abierta cañada.Los barrios se inundan de infinito fervordel agua que se eleva de rotos albañales.Y la mugre tiene ese color extrañoque surge cuando el hombre se transforma en oprobio. 

Otro día calientaen la habitada sociedad de los tiempos:Es un Enero que abre sus abanicosy recorre los primeros pasos de sus segundos.( El tiempo es pendular y, a la vez instantáneo ).Entre las uvas tácitas y los algodonalesagarra el año sus creencias de locorecorriendo su semana de incidencias._ los días no saben que son los mismos díasni que, inmemorialmente, se ha borrado su memoria -Rasgan los segundos la piel del tamariscocomo queriéndole arrancar, de un tajo, otro año.Pero sólo es el primero de Eneroy las comarcas de casas apenas re-germinan.Nada ha cambiado: Tan solo unas ojerasde un almanaque roto que ha parido a otro.El año comienza a regresar de nuevoy traerá los mismos sinsabores de antaño.Más, con las miserias, volverán añoranzas,conviviendo de nuevo, felicidad y luto. 

No separes más tu pie de mi pie:Mantenlos sobre mí/ y sobre mí, desbocada.Tu sonrisa en de albahaca que se torna purísimasobre mi fina lengua de mínimos girasoles.Abstente de mirar la inmediatez del tiempopara que dejes en mí tus ojos rutilantes.Por los íris entramos como por claraboyasleyéndonos la mente/ palpándonos las almas.Somos como dos ramas en que el amor se embocay se toma un color que es abrebocas único.Tu ausencia para mí sólo me es maltratomi ausencia, para ti, es tu falta de riego.En la intimidad ésta que compartimoslas alianzas nos nacen apenas al tocarnos. 

Para tila caricia alargada.Pétalos oficiosos.Flores que crecen al ras de un mismo poro.La serenata inmensa de la luz boreal.El himno de las fuentes que comienzan su oficio.El ritual de las sacras granadas.Diez hileras de pámpanos y uvas.El canto incierto del pequeño arrendajoY el alóe en tu frente, que te cuide los sueños.Las altas terrazas de paces constelares.Las instancias selectas de toda primavera.El agua bendecida en la roca agraciaday la virtud que quiere amarrarse a tus manos.  

Mujer:árbol de flecos.Deja que cáiganen mí, tus elementos.Que tu corona diariasea mi vidaY sea tu bocami punto de arriboy lugar de partida.Árbol que caesdesde tus paralelos:Desmóntame las piedras.Apágame los fuegos.Sé el viento que horadala palabra que afloraa mi garganta.Y cúbreme siemprecon tus flores tranquilas.Y, en plenilunio,serpéame, excesiva. 

El olor a fritura y parafina con el frío me entran a la nariz. Más allá en algún local hay música que acecha a cada transeúnte que probablemente ande de compras, a algún escolar que regrese del colegio, o quizás a un vendedor que haya salido a fumarse el último cigarro de la tarde. Esa danza habitual de pueblo, se presenta una vez más ante mí esta tarde de otoño. Nostálgica e instrospectiva.Me pregunto qué pasa en otros submundos más crudos y reales mientras yo estoy aquí, vacía y encerrada. Continúo mi camino por las calles alternas. Un niño se asoma a la calle tocando flauta y yo pienso que será de él cuando sea grande, que algún día todos fuimos así, fuimos puros y de pronto llegó el día que nos obligó a crecer. Aquél día nos convirtió, quizás no en lo que esperábamos.Y luego llego, como he llegado los dieciséis años de mi vida a la casa de mis abuelos. Pero ya no es como antes, como aquellas tardes de verano en que el sol iluminaba las parras y se oía el mismo canto de pájaro, y yo andaba descalza y no me importaba quemarme los pies. O en invierno, en que la chimenea sobrecalentaba el interior de la casa, incluse aunque los inviernos hayan sido menos crudos que los de ahora. Tantos recuerdos tengo de aquél hogar que ahora es frío, carece de la luz que antes tenía, mi abuelo está cansado y mi abuela enferma.Hoy contemplo la belleza melancólica de las tardes otoñales. Nada es como antes. Tal vez es más difícil. Tal vez antes no comprendía. Tal vez, es que antes era una niña.

Pero he de cruzar esos cerros azulesdestinados a separar más de ti mi dolor.Partiré como aquel que no aguarda una espera:con ánimo de dejarte y que no quedes marchita.Si he cruzar los mares, para eso haré botes,en que puedan partir los girasoles lentosque regado desde niño, junto a unos geranios,siendo los elementos a quienes no causé pena.Pondré mi casa en un horizonte donde quepa un alíseoy sólo volveré a molestar en recuerdos.Que la tierra antagónica se adhiera a mis espaldaspara que nadie diga que algo de aquí he robado. 

Promontorio arribamás allá de donde las breñas se abren, desparramándose.Hay un dulce sabor que espera, como de fina organzay dos manos decididas a estremecerme y vibrar.Promontorio arriba, más allá de las crucesestá esa casa vieja cargada de navajasdonde el peso crujiente del viento y la maderahan hecho para mí, un hogar indicado.No sé si seguiré las rutas a tu rostroo me revolcaré en abierta partida,pues detrás de las cruces he visto largos féretrosy ellos me han respondido con su mirada lánguida.En uno de ellos partirá rostro y nombrede aquel que conociera mi carácter difunto.Yo soy el que he nacido destinado a la muertey a la muerte evado por serme tan tristísima.  

De flor en flory vela en velalas mariposas desoladas            se queman.A veces, se prenden de húmedos ramajesa saborear los vientos de la tarde.La mariposa es fragancia que se huele a sí mismay a la naturaleza y a mi ser reconcilian.Son destellos alados que desprenden sus alassi se pierden en tierras asoladas. 

En cintura de nácarvoy recorriendohondas distancias.Voy galopándoteencima de los vientosy tu ombligome llamó desde lejos. 

Si yo partieradel punto mismo que me ocupa.Si emigrara como si fuera sombrao nube movediza de camino:¿ Quién quedaría ocupando éste segmentoen que siento la íngrima solidaridad del frío?¿ Quién  cargaría con mis pesos ingüinalesy la lápida verde que siempre va conmigo ?Si yo partiera de éste centro de nostalgia:¿ A quién o qué dejaría yo a tu lado,para que no te aplastara el peso de las dudasni te llevara el viento con piedras de molino ?:Nadie contesta este monólogopues nadie se atreve a llevarse mis cruces. 

Se desvaneceel viento en sus residuos:no deja ninguna consonante.No deja siquiera el soplo en una pajaarrastrada horas antes, altanera.El viento se va como quien vieneen una nube de silencios desolados.Se fija a morir alrededor de todoy se desparrama en silente vacío. 

País germinal:en los jacintos del jardin en florveo como se mezclan tus tallos y provincias.País que se levanta sobre raíces tácitassin llevar petulancias de hembra anaranjada.En el patio de lava en que germinashay una reclusión de montañas y cerros:Cinco o séis diques y un camino leprosodonde algunas familias se sientan en la grava.En ti está mi pueblo: mi faltantey la cama feliz que me sepulte en tierra.A un costado de mi casa te poseo:Vientre del vientre fértil que me vertiera en luz. 

Comiendo mi plato de lentejasbajo las hondonadas de tardes cenitales.Pienso en los días en que tuve acompañamientoy no compartía mi mesa con la cálima.Recuerdo los cuerpos transparentesde mujeres que atravesavan hasta la mesacon su mirada de eterno y recio azoguey un calor en la entraña que derretía sus poros.Ahora, después de replantearme en mi anonimatosiento el deseo de una gentil mareade mujeres: con pechos y gratos sacrificiosde manos arbitrarias y bocas de sandía.Las curvas del espacio ya no me satisfaceny quisiera devolverme de una mi primogeniturasi ello me diera compañíay acabara con mi paz de ser rumiante. 

Entre las estructuras graves de los paréntesisque pueden esconderse en un lecho de piedra,bien puede caber una pequeña vida:Aquella a la que ninguno aprecia con carácter.Puede ser el suspiro de un halo de lignitoo la  delgada línea de un pueblo de bachacos.Puede ser el cardor poderoso de la pequeña hormigaque es más sabia que el hombre al saberse ruinosa.Como todos, seguimos la línea del minutoy, segundo a segundo, nos llenamos de corvas.Peró siempre cabrá un hálito minúsculoentre las fuertes páginas del antes y el después. 

Dicotomía del aire en mi cara:se divide ante mí en distintos espacios:cada espacio tiene un rostro y contucióny una forma segura de ír y maldecir.El aire me golpea en las fosas nasalesy casi de la nada, sangro en escarpaduras.Yo sé que es gentíl la apariencia del vientoy que parece que engalanara a la rosa permisiva.Pero sus mentes tienen rescoldos aborígenesque les han mantenido tras mil permutaciones.El aire me es muy grosero cuando me abofeteapues no esconde al destino amargo que lleva dentro.En peleas contra piedras no saldrá ganadory cargará puntapiés cuando enfrente resquicios:Está determinado a morir en ventiscaque exhala, desaguada, en la lengua del toro. 

Volúmenes de jungla                sembrados en el vacío.Sus hojas, derrotadas y aspiradassuben al cielo buscando decilitrosde esa paz que les llega con las llúvias monzónicas.Yo respiro ante ellas el aire de la nocheque magistralmente, muestra sus doce caras.Y, en cada cara se muestra disonantey totalmente discorde con la falta de tierra. 

Cercana a las raíces de los álamos            una estrella que mengua: Se ha arrodillado para beber el líquido            que al humano trasiega. En la densidad ebria de sus espacios             se ha encerrado la estrella en busca del agua que da vida              cual caudas de cometa.Yo la miro, y, en mi mirada larga               la elevo en tolvanerasy la veo en el subcielo artificioso              cantando en inocencia. Debajo de ella se refundan las ramas                de largas existenciasmelladas por negros artificios                 y oriundas del planetaesculpidas para sufrir el grito                 de aquello que las veja. 

Bebo la noche densasi a tu nombre me acerca.Bebo la intensidad, bebo bruma,bebo las mismas circunstancias trágicasdel día que me dejaste en la rotonda.Mi soledad es una en mi desánimo.Bebo la tempestad de tu falda de broncecuando se fue de mí, a otros amarizajes.Todas las cosas me han lastrado la espaldacomo las vigas muertas de donde fui colgado. 

Ingrávidas,     me miran las cosas en su pulpa celeste.    El cielo es acre y sus bordes, bermeyón.        hacia allá, cuesta arriba, las nubes se arrebolan.                  Caminan conmigo seriedad y distancia       y una soledad húmeda de falsa indiferencia.      Las manecillas del reloj, tan letales         se han ido a pasear sin compromiso.     Como al principio fueron conmigo así, todas las cosas     me esperan para entrar definitivamente en el espejo.