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Compartían la casa con un matrimonio de ancianos. Eran dos gatos de la calle recogidos años atrás cuando la pareja aún salía a dar largos paseos por el pueblo para rebajar el colesterol y mejorar la circulación de la sangre. Los gatos eran los amos de la mayor parte de la vivienda, pues los ancianos habían reducido su espacio a la salita donde observaban el televisor largas horas y a su dormitorio. Arrastrando los pies por el mosaico, apenas se aventuraban ya a ir al otro extremo de la casa: se iban comprimiendo como un vientre que no come. Una tarde de sábado soleada, preñando abril de primavera todos los pliegues del paisaje, la mujer padeció una embolia y falleció unas semanas después en el hospital. Y desde entonces el viejo lo hizo todo en el viejo sofá, a unos palmos del televisor. Allí comía con el plato tiritando sobre sus piernas y el vaso de vino sobre la silla que estaba justo al lado. Allí dormía la siesta, allí veía como el paisaje anochecía y allí se dormía, siempre a eso de las diez. Los gatos pasaban muchas horas con él y se comían las sobras del anciano. Un día cualquiera aquel hombre murió repentinamente y en la casa quedó el sonido del televisor en marcha, a un fuerte volumen y en una cadena donde emitían seriales las veinticuatro horas del día.Mientras el cuerpo del anciano se descomponía, los gatos permanecieron custodiando la casa, largas horas en la salita y observando curiosos a los únicos que les hacían compañía: a todo tipo de personajes, vidas e historias encerradas tras un cristal que se iban desarollando día tras día, capítulo tras capítulo, ante aquellos hermosos animales que permanecieron allí hasta que agotaron la comida de los saquitos guardada en los bajos de la cocina. Cuando eso sucedió, salieron al jardín, lo cruzaron y se perdieron en la vegetación de los campos. Los personajes de las series televisivas siguieron viviendo en la pequeña salita, llenándola de vida y color. Paséame madre en el paraje del cristal que suspende el hielo para que tú te mueras hoy y yo enferme para siempre, llévame entre los charcos de nuestra agua siempre tan sucia, nunca bendita, agua donde los niños se miraron los rostros y no descubrieron nada. Vamos por este risco, junto a estas paredes del viejo castillo que toda la vida ha oscurecido nuestra ciudad con su sombra afilada y cargada de sangre negra. Llévame madre entre la tos, con este andar de caracol, sin que los pasos se marquen sobre la nieve helada camino del bosque o por el sendero del lago, llévame donde mi primer novio me desfloró mientras decía lo siento.Oh, ahora somos viejas, estamos muy cansadas, la enfermedad sobrevuela como un ave rapaz, ahora clava sus garras en tu piel de mujer vieja y se te va a llevar en este invierno que no sé cuando empezó: la tundra invadió la ciudad y dijo que nunca la abandonaría, se ha instalado para que vivamos entre el dolor por el frío tan enorme que padecemos enmedio de una noche clavada en sus puntas en el aliento vacío del universo, en las tetillas de Dios. Muérete, así tan despacio, deja un mapa de camino perdido con tu sangre sobre esta lineal memoria helada. Memoria helada... *Relato escrito con Encubierta.Encubierta ha escrito el segundo fragmento a partir de que yo le pasara el primero, una idea surgida al escuchar el poema sinfónico Tapiola de Sibelius, su tono sombrío, enmarcado en un paisaje musical muerto. Ladran, perros del fondo de la calle,luego, no cabalgamos.. ¿verdad amor mío?Tarde de fuego sobre nuestros tejados rojos,contra nuestras paredes blancas,la cama es un gran lago donde se ahogan de sopornuestros cuerpos sudorosos, cansadosy con un gran deseo de dormirse al fin.Ladran... mas cada uno en un lado de la cama,estío que nos arrasa como a los camposde labranza, como a las madres de los ríos,muerte bajo el sol. El círculo personal, incontrolable,de trazos difusos y meta a conquistar.El círculo amoroso, el peligro,una zona de doble o nada cada noche.El círculo familiar, vértigo,un laberinto que une pasado y presente.Y los demás círculos, los que se entrometen,que hacen derivar el potencial necesariopara los que de verdad importan. Todos sois mis hermanos pero os comportáis como si fuerais mis primos.Y ya sabemos todos a que me refiero.Eso debe terminar,no es bueno.Cuando pasen los años, vosotros, y yo también,tendremos remordimientoscomo le pasa ahora a mamá.Olvidémonos un poco los unos de los otros,¿Si? Todos los lugares de descanso de mi niñezestán ocupados: la lluvia, el frío, el viento,los han hecho rehenes. Toda mi niñezha sido vencida y ondea una bandera negraen el umbral de mis ilusiones.Soy yo. Cuando llegué a la ciudad donde nuestra familia habita, aunque sentía un resquemor, me fue obligada la visita a mi primo enfermo e ingresado en el hospital. Yo no deseaba ir a verlo pues sabía de su estado grave y que aquel encuentro entre tubos y pantallas, sólo nos haría daño a los dos.El tenía bastantes años más que yo. Por eso de adolescente escuchaba extasiada todas sus aventuras en una juventud cabalgada a pelo, cogido a las crines de un caballo llamdo muerte(Miguel Ríos dixit). Se metió tanto en su cuerpo que unos meses atrás éste empezó a supurar. A echar parte de lo que llevaba cociendo como mal caldero desde años atrás.Llegué pasadas las cuatro. Nos abrazamos y por supuesto, emocionados nos dijimos que nos veíamos muy bien. Y luego yo ya no supe que más decirle. El se hallaba recostado en la cama, amarillo y azulado. Con dos almohadas detrás de su espalda. Yo no sabía si era buena idea el recordarle los buenos tiempos en que se llevó toda la sal de la tierra. Quizás le alegraría aquellos ojos muertos el revisar la cara A de su vida. Quizás lo iba a sumir aún más en su postración de enfermo terminal al que todo se le acaba y no puede echar el freno y regresar.El se hizo el fuerte, preguntó por mis giras por Oceanía. Y si volvería pronto a Auckland. Le comenté que había ganado dos torneos casi consecutivos en la India. De poco nivel. El me animó. Dijo que poco a poco volvía a ser la esperanza junior de unos años atrás. Yo sonreí pero negué con la cabeza. Me preguntó si había visto a su hijo. Si, lo había visto en la casa familiar. Muy crecido, muy alto para su edad. Creo que me iba a hablar de él, pero empezó a toser, luego dio síntomas de que se ahogaba, apenas tuvo tiempo de hacerme gestos con sus manos para que me apartara y vomitó una gran cantidad de sangre sobre su propia falda. Terrible. Eso tiene la leucemia. Llamé a la enfermera a gritos, muy nerviosa. El seguía echando su sangre por la boca, sus ojos estaban tan desorbitados que estremecían: no parecían humanos. Dos enfermeras me rogaron que dejara la habitación y cerraron la puerta. Y héte aquí, una tarde de domingo de principios de verano, yo paseando lentamente, hundida, por un largo corredor de hospital. Afuera hacía un día magnífico, con un sol resplandeciente y toda la vida que le insufla el verano al ambiente. Pero dentro... dentro todo se acababa. La madre llegó tardea su cama de hospital,ya se lo habían llevado,sólo las sábanas frías en la cama.Pero la madre aún acertó a ver las manchas de su sangre.De su sangre. Son en el mar, bajo el mar,están allí clavados como anclas centenarias,son los cuerpos que abrazaron a las aguastras despedirse de nosotros,helados en la arena de la playa:Madre, mis hermanas...todo un paisaje del crimen con una misma,las carreteras cortadascomo venas que sangran bajo el agua del baño. Están bajo el mar, padre!! Son peces, algas,los devolverán a la tierra, se iniciará otro ciclo,una vez más... saltemos a la vida padre!!Que no quiero que me apresenestas cajas mortuorias cerradaspor una cruz y unos lloros,unas oraciones gritadasen el cuarto de invitados,una ópera barata, preñada de lamentossin alma!! Su cuerpo ya está frío,nadie a cerrar su ojos se atrevió,tendido sobre la cama que tantas vecesllamó su reino, su centro de poder.La esposa le llora pero ya se siente libre,su hijo le observa con atención y ya se siente dueño.Yo, viéndole a él tan ufano, sé que nada cambiará. Fuera del lugar de las otras casas,en receptáculos que una no querría,se encuentra mi casa, en el paladarde los diablos. Donde los cuchillosse clavan en las paredes. Las vocesse utilizan como armas y las manosgolpean a las mujeres. La abuela se muere por días, a plazosse cae de nuestra pequeñoa célula, que habitaencerrada porque tiene vergüenza, y las demásse ausentan porque también la padecen...Madre es como una sirena de fábrica,como el cláxon de un taxi, es una espadaque hiere en el aire, y que penetraen cada uno de los seres a los que ama,madre se nos come de tanto querernos...Mi padre se halla al fondo, es una manchaen la pared, mi padre es el hombreque nunca estuvo aquí y si lo veses que te engañas... Sólo deseasque esté con nosotras, mi padre es cobardepor tanta sabiduría que arrastra... Llora,se borra.Soy tan extraña, que entre otras opciones,le elijo a él para que sea mi dios: uno que no dispara,que no tiene la voz salvaje, uno de manos suaves,el que me puede llevar a la feria,pasear entre las casetas, y no darnos cuentaque la noche todo lo cierra... Entre los diosesque habitan por casa escojo a mi padreporque no puede seguir solo, no puede ser nada...23.04.2011. El empedrado de la calle estará sucio,mohoso y poblado de hierbas, cuandoyo ya no me mire al espejo ni me pinte los labios,entonces ninguna de las farolas dará luz,no las habrán cambiado, cuando ya no me peineal levantarme ni me lave los pies.La valla de mi casa se hallará rota por mil partes,entrarán los perros, saltarán los gatos,cuando mi cabello ya canoso no me tiña,ni me corte las uñas de las manos,el jardín se habrá asilvestrado, el tejadoperdido muchas tejas, cuando no salgaa pasear ni me compre faldas nuevas,el camino de arena habrá muerto y los pasadizosde la casa serán tan oscuros como los de un castillo,cuando mis senos se hayan caído, cuando con un sujetadorno los amarre, no me limpie los dientes,se me caigan las muelas, entonces las paredes de mi casahabrán ennegrecido por tanta lluvia tiradaen otoño, se encontrarán deschambadasy la madera de los ventanales se habrá podridocomo alguna parte mi cuerpoque padecerá un cáncer slencioso , galopanteo al trote: el final de la calle barrado por inmundicias,las aceras reventadas, los cables de la luz deshilachados,el último verano vendrá metido en una bolsa de tormentas,cuando no pueda flexionar las rodillas,mi columna vertebral se halle inmóvil, no me levantede la cama en todo el día, apenas coma,no hable nunca con nadie, no tenga ningún nombreen la agenda.... será el tiempo de morir,porque para eso un cuerpo se va despojando de su belleza,por eso un casa pierde su luz, unos ojosse quedan sin brillo, las habitaciones sin calor...es una marcha compartida. Puede que no sea yo a quien tú amas,puede que sea otra, o que aún no esté inventada,tú no lo sabes, pero tu sombra lo dibuja en mis cristales,lo humedece en las paredes de mi casa,tú no lo sabes, yo no lo sé, yo solo lo temo,puede que sea otra, no me reconozco en tus besos,no me acaricias como si a mí lo hicieras, tú no sabes, ni siquiera Dios lo sabe,puede que tu amor aún no se haya inventado,puede que yo te esté soñando,o que tú me estés soñando... no hay colores bonitosen el jardín donde nos recostamos,ni en las sábanas blancas hay un blanco de esperanza, puede que no sea así,pero no siento que la ilusión nos revienta por dentro,igual nada de lo nuestro ha venido para serlo. 3 de abril de 2011- L. No amanecerá, otra vez, un vez más,estamos condenados en una habitación,mientras en el cielo cabalgan jabatos como nubesen una noche interminable,perpetua...Tu mundo es el paseo infaustopor las calles pobladas de tinieblas,tus ojos se cayeron en los mares,fueron pasto de las algas.No amanecerá, no, tu alma está encerradacomo los criminales,tu corazón se ha perdido,tus labios llagados por pústulas infames,las manos mutiladas son rosas cortadascuando florecían. En el rigor del inviernola casa se duele...Tanta humedad contraídaen hostiles jornadas, el frío,la lluvia, convierte el castilloen lugar insegurocomo esas posadas de bosquesdonde se percibe el alientoy el olor a la sangre vertida a lo lejos.Si mi casa no puede resistir los embatesde la guerra que tieneel paraje con nuestra carne,quienes se guardan en ella enferman,la unidad familiar,un ejército de individualidades,formado para que no resulte en extremo cruelel paso por la tundra,los pies sobre la nieve,sufre sus bajasy sume en el miedo, tristeza y dolora los otros seresmientras velan enfermos,oran por los muertos,y observan las camasque quedaron vacías... Si la casa es tan duramente atacada,los cuartos pierden su calidez, su aliento,y son ocupadospor el temblor que causa la tos,pechos cansados, frentes que arden,nos sentimos soldadosa los que han apresado. Va la noche camino de la ciudada abrazarla y acogerla en su senode mujer enamorada y solitaria.En la acera, camina mi amante.Ha cerrado varios bares y ahoraquiere dormir solo. Abrazos, abrazos,abrazos y caricias de mis manos,mi cuerpo desnudo ante el espejome invita a los besos ardientesque velan el cristal. Olvida los parajes yermos,olvídalos!Y mis manos secas de tu amor,también olvídalas,Y mis caricias, las lágrimas que te llevabas,todo eso!Olvídalo, y vete de mí. Shona Lee; 7 de febrero de 2011. No respondo a tu voz cuando me pides que me muera,ni a los graznidos de las aves extrañas que pueblan mi cabeza,más bien me abrazo a ese sol hecho de flores en la penumbra de mi alma,para que así yo y la que fui no se enreden en ese pálpito que traes de las mareas y que inocula sinrazón recién llegada de las cavernas del diablo.No respondo a tu voz ni a los silencios que pueblan de muerte esa noche azul,ni a los abrazos que ahorcan cual verdugos en mitad de los besos.Shona Le, 4 de febrero de 2011. Es cuando anochece que te veo partir, camino de un playadistante de mí. Un lugar donde tú eres el reyy que no quieres que nadie te venga a servir.Corazón solitario, hombre de tristeza sin fintus sentimientos se hallan amurallados,nadie te verá jamás llorar, nunca te han visto reir,si has repartido besos estos se han perdidoen una senda que no conducía a ningunos labios,ningunas manos se han apoderado de ti,hombre que cuando anochece cansadocamino hacia una playa lejana, cuanta pename das...Shona Lee; 2 de febrero de 2011. Flores maltrechas en tus manos, las puntas de los dedoste delatan con sus ígneos colores. Música de cheloen tu habitación encriptada, tus murmuros deliciososal hermoso instrumento abrazado, susurrosbajo tus sábanas, cálidas piernas de tonos rosados, sonrisas paralelas, verticales, frío en el pasadizo de la casa.Ojos para enamorarse, tus miradas de ángel turbioque parece se avergüenza de que le descubran sus secretos,macilenta jornada, sendero perdido en el bosque,las rocas junto a la playa, sombras que cruzan la pared.No pones tus manos sobre mi piel, no descansastu boca en la mía, no me dices palabras rociadasde ternura, uniforme de soldado, imágenes dolosasen un cine de barrio, platea fría como una tundrade ciudad... Suena la música de chelo en tu cuarto,nadie sabe como entrar en él.Shona Lee, 30 de enero de 2011. Tú eres el alma,quien hace que en la casa nos amemos,quien nos fabrica lágrimaspara los tiempos de duelo, noches,pérdidas, soledades...Tú eres el alma, como madre es el pasillo,lo que engarza cada una de las habitaciones,cada miembro a un único cuerpo familiar,ella es la capitana, tú eres el alma papá... Shona lee. 28 de enero de 2011 Extraña era tu casa roja al final de mi calle,y tus pasos, eran extraños tus pasoscuando a medianoche cruzabasante mi ventana y luego ante la de mi hermana,y Jenna y yo nos decíamos:va camino de la playa.Extraña aquella playa, siempre con su arena virgen,¿Dónde estabas tú? En tu casa roja, en mi corazón,en el de mi hermana, pero no en la playa.Extraña tu presencia en nuestro jardín,y la oferta que le hiciste a papá,también su consentimiento... y todo lo demás.Shona Lee, 30 de enero de 2011 Jornadas de lluvia, de nubes grisessiempre poblando el cielo... Jornadas de frío,de silencios que hacen daño, calles desiertas,viento...Duros paisajes, lugares donde parece que la vidase esté muriendo. Siempre todo controladopor esas nubes grises que amenazancomo los soldados...Shona Lee, 26 de enero de 2011. Poned la casaque vamos a matarnos con todas las verdadesya que viviendo estamos de todas las mentirasy la familia no quiere vivir más.¿Cómo se suicida una familia?Ella no puede liquidarse, no está en sus manos,no es un cuerpo responsable de si mismo,poned todas las verdades, todas las armas,para hacernos daño y no sangrar ya nunca más: secarnos.Poseemos una misteriosa, cruel, pinacotecaparticular...donde los monstruos retratados yacenbajo telas malvas: los rostros de los culpablesque hasta hoy no conocemos. Vamos a reventar la luz sobre todas sus cabezas, como a hachazos. Poned las manos,donde se hallan escritas las palabrasque nos hacen daño, abrid la bocay empecemos el festivalde rociarnos gasolina. Me pides como amiga, heridas por curaren tus ojos enamorados que no mueren en paz,y quieres que yo ponga las manos,hable contigo del tiempo pasado,te lleve a la felicidad tan blancade cuando éramos niñosy nada fracasaba... me pides como amiga,en tiempos de tormenta, me llevarása casa y hablarás con mi padre del fútbol y la política, bromearás con Jenna,jugarás con el perro, te reirás de mis raquetasy de mi ranking tan malo... como amiga,para tú sentirte algo,ahora que no te sientes casi nada.Y yo no sé que hacer... Yo soy una más, solo un másde todos cuantos, unidos por la sangre,nos queremos, preocupamos, sufrimosy sentimos que el mundo se acabacuando uno de nosotros, célula amorosa,se va...Soy una más y mi corazón late al compásde todos quienes mi sangre llevan,quienes me vieron nacery brindaron por ello con champáñ,los que junto a mi cuna fueron felices,casi tiernos payasos,ésos, u otros, que me verán moriry junto a la caja donde reposaré dulce,llorarán, vencidos como soldadospor una guerra más perdida: yo,mis ojos, mi cuerpo, mi sonrisa,mi palabra callada, mi presenciay mi adiós. Soy una más...Shona Lee, 27 de diciembre de 2010. Este no es un poema para describir sentimientos interiores,tampoco para ejercer estilos hasta donde una puede.Ni siquiera es un poema.Es solo un abrazo para todos ustedes, los de una costa,los de la otra. Desde mi timidez, al otro lado del cristal,les deseo una noche mágica, hermosa y en paz, estas oscuras horas con estrellas de papel de plata,en que todo parece ser más humanoy en que la bondad díriase surgir espóntanea como las ilusiones por las calles de mi fría ciudad.Desde aquí, recién llegada, muy trajinada yapor distintos países, les envío un cariñoso besoy un abrazo de amiga a todos ustedesque pueblan un territorio sin fronterasllamado imaginación, y que no existe pero si.Pasaré parte de la Nochebuenaen su rincón de la poesía y los cuentos,junto a ustedes, una noche que abre todas las otras noches: una llave, una palabra.Shona Lee, 24 de diciembre de 2010. La familia es un castillo que volteaa seres perdidos, que se abrazan...para así todos juntos tiritar.Pero el tiempo, un enemigo, que los talacomo a un árbol: rama a rama, cae al suelo,astillado, sangre blanca, sangre rojade mi primo que se muere en un lechode hospital...La familia son las lágrimas que se viertenpor un cuerpo reventado al que un hachadoblegó, como hará un día conmigo... una ramade árbol viejo que se esfuerza con brotes verdesver el sol un día más, la familia es un árbol,un castillo, y un rosario... el de la fe en seguir viviendo.Shona Lee, 23 de diciembre de 2010. Llueve cuando llego a tu ciudad. Se ha desatado una tormenta en el cruce de la autovía decisión con la interestatal alarma. He seguido conduciendo bajo el aguacero y a la contra de los recuerdos de tus vilezas para perderme. Ahora viajo por tus calles solo medio gas. Y las luces de neón parecen balas dispuestas para herir a mis ojos: sus figuras pierden los límites y solo son manchas amarillas, como el fuego de los fusiles. Sé todos tus lugares, donde puedo ir para encontrarte, pero yo conduzco por calles y avenidas solitarias y lo haré así durante horas.He llegado a donde se cobija el animal que amo. Pero aún no sé si quiero que acabe conmigo. Llueve, llueve muy fuerte, los relámpagos asustan a los gatos de los callejones, la tronada parece un repicar de campanas en la bóveda celestial. Conduzco evaluando que puedo sacar de ti y que me vas a robar.Shona Lee, 21 de diciembre de 2010. El paso sobre la nieve de tu huída nocturna, que me deja desnuda y sin nada. Cruzas rápido el sendero de los besos azules, huyes con todas las caricias, silencioso, como un ladrón de iglesia. Has roto mi alegría, has emborronado mi mejor año, veo un herida en mi juventud que era blanca y dejo un rastro de gotas de sangre en los obsesivos viajes que hago por toda mi habitación. No puedo creer y el frío viene a por mi alma, ya sé que estoy sola.Shona Lee, 19 de diciembre de 2010. No me dejes ahora en que aún te amo tanto,no me robes tus manos que me dan esas cariciasy consiguen que duerma feliz bajo las sombras de la noche.Si te vas, si te olvidas de mí, saltaré de la cama,dejaré la casa del padre y te seguiré por la sendade las brasas ardientes, la ceniza curará las heridas de mis piesy con las palmas de las manos cubriré mi corazóny su agujero de la vergüenza ajena. No te vayas,cuando aún te amo tanto, no me hagas sufrir hasta el límitede la conciencia. Buscaré entre todas las huellaslas huellas de tus pies, la ruta que tracesseguiré con denuedo, sin desmayo.Shona Lee, 20 noviembre 2010. Miré la ciudad por última vez y luego me fui contigo porqué me dijiste que eras Dios. Cogidos de la mano nos adentramos en el desierto. Mis padres y hermanos lloraron por mí y los recuerdos se borraron de mi mente como una cruel agonía. Me dejaste sola, en mitad de aquella tierra infértil, una vez tuviste lo tuyo me dijiste que no eras Dios y yo me derrumbé sobre la arena caliente.En tu camino de regreso a la ciudad no pensaste ni una sola vez en mí. Lo sé. Eres sólo un hombre, un cazador. Cuando te conocí ví la sombra de un guepardo en tu mirada, pero me encogí de hombros y dejé que te acercaras.Shona Lee. 13 de diciembre. 2010. Fresca es el agua en la que se hundenmis manos anhelantes,en esta mañana de otoñodonde empieza a morir el paisaje.Tú te vas también a otras tierras,a lugares lejanos,me dejas con mi sombra,mi tristeza, mis lágrimas.Todas las mujeres de casaacabamos por llorarpor ausencias, huecos, recuerdos. Y los cristales tiemblan por culpa de los rayos y sus percutores. Rayas blancas cruzan el espacio de punta a punta. Me recreo con el cántico del abismo que dejé de lado; debo confesar que no consigo decir algo coherente cuando la gente me abuchea, cuando miro al pasado y me veo en estado sólido-embriagado. Pasa el ostentación y los viajeros son linces con ideas de hombres. No tengo más que una hoja en blanco, dos dientes postizos y siete objetos penitentes que me aseguran el Fin de lo Definitivo. Reconozco haber sentido un puño dentro de mi cráneo; también hice de “juguete barato” en el Circo del Poeta Indecente; construí pantanos en líquidos de gollería, dispuse de tu corazón cuando ya no poseías huellas, rompí a llorar en medio de la añublada noche, recogí del suelo un paquete de cigarros, soporté una banda de piratas en mi hígado, di lo que no me dieron… Con los años perdidos en años, a secas anhelo un futuro de ciclos que no volverán de ningún modo. Mírame,mírame más,Acércate,hasta que tu aliento manche mi piel.Fíjate,mis senos son para ti,son dulces y tan pequeñosque en las palmas de tus manos pueden dormir.Vén aquí, el mundo se fue,me saco la camiseta, quítame los jeans.¿Verdad que lo que ves te pone a cien?Bésame, bésame aquí, en mis braguitasde color azul. Y luego dentro,donde un cueva rosa empieza a arder.Es por ti. Y por nadie más.Hazme una chica feliz, unas horasde este sábado tan gris. Luego ya podrás irte por ahí, con tus amigos a jugar a squash.Pero ahora, mírame... Hoy me desperté pensando que ya no te quería Por la mañana me envisto de dulces sonrisas fingidas Me envuelvo de mascaras y canciones alegres Maquillo mis tristezas con caricias y besos Me interno en el mundo en busca de sangre Que sofoque la sed del sufrir y calme las heridas Me enfrasco en una vida ocupada y arriesgada Con besos y caricias extrañas busco cobijo Entre cigarrillos y humo apaciguo el reloj Evado los disparos certeros que da la nostalgia Cazando entre la gente unas gotas de vino bueno Que calme el fuego que desgarra mis venas Oculto la mirada de quien busca profanarle Y regalo poesías a doncellas sin velo Disfruto la vida al paso del vuelo… No importa que el mañana muera luego… Pero cuando tu recuerdo me alcanza Se derrumba mi espectáculo y orgullo Las rodillas se me desploman a cada segundo Triste y desahuciado me enredo en cobijas ajenas Pero algo falta, algo que solo tu magia crea En cada cuello busco el aroma de tu cabello En cada risa la tonada de tu alegría Pero es solo el alcohol que juega conmigo En mi embriagues busco tu voz en la noche Tus ojos en el cielo y tu sonrisa en la luna Pero solo me estrello en un muro de lamento Me vence el cansancio con tu nombre acariciando mis labios Y al día siguiente despierto pensando que ya no te quiero… Han desaparecido cuatro, las cuatro... y pueden estar esparcidas a trozos por los lugares más sucios de la ciudad. Las cuatro, atrapadas por el lobo que reside en una calleja, en un piso tarado, sin padre ni madre, solo, realizando un gran puzzle de fotos en su única pared blanca. ¿Lograré atraparlo? se interroga el policía ante su esposa desnuda a medianoche. ¿Nos las traerán en pequeños paquetes? balbucea Martha ante el espejo del lavabo, mientras por el cristal descienden gruesos lagrimones. En el norte del país... en el tiempo del peor frío. Y tú sigues agrupando pistas. Y marcando círculos rojos sobre tu puzzle particular. Tú y el asesino estáis jugando una partida de ajedrez por todo el condado. Pero él te va tumbando las niñas, pieza a pieza. En mi celda oscura, ventana tapiada al cielorebosante de estrellas, aún se halla mi amado, mi amado que pende de la blanca pared, colgado,las manos abiertas, caricias de clavo,desnudo, su costado abierto que yo no pude taparcon mi velo. Arrodillada, entre su silencio inmortal,esclava, mujer, enamorada, le susurrémis más bonitas palabras, dejé sobre sus piesmis lágrimas pero me tuve que marchar. Vago lejos, fuera de él, en un mundo extraño,caminos perdidos, campos arrasados, pobrezay miseria. Y aún, tan lejos, en otro mundo quizá,mis ojos no dejan de verle: las caricias de sangreque resbalan de sus pezones por su blanca piel. Si te vienen y te inventan, cazadores de la selva, chicos con fusiles de largo alcance, si te hieren, adormecen, te desventran, despellejan, reinventan, te conforman, ponen hielo en tu cerebro, rompen cristales ante tus ojos para forjar con ellos un alma que ni siquiera la maldad refleje... entonces, eres una pútrida esperanza, un camino vedado, estrella que nunca cae, templo desacralizado, una momia, una huella, pasado, roce, sigilo, toque, miedo, contraluz... y una esfera blanca donde se anota una vida entera.Si te pasean como a su mascota, si te llevan por La Red, si eres una mentira ambulante, algo que no negocia, que se mete, que te entra por los ojos, que te atrapa en la garganta, golpea el corazón y tú, que lees, sin saber porque, ya conoces a quien no existe. O lo quieres conocer. Si tu cristal también evade la verdad, confabulado se encuentra con mis señores, si te cuentan una peli cuya trama se te enreda, entonces tú, gilipollas, caes entre ramas, como se cae indefenso el koala un vez ha tomado demasiado.Yo te aviso.Pero en esa ruta de los vidrios, donde los dedos corren deprisa, los ojos no cesan de agotarse, y no hay avisos, ningún "danger" a tu paso, da igual que te engañen, porque llegados al punto de la fantasía, ya te está bien cualquier montaje. Porque te han forjado personajes que han hecho que te corrieras, barbies y muñecotes tecleados por ellos a una sola mano... Es igual si tras Emilia se esconde un Enrique más peludo que una mona. Cuentas con la mentira y así y todo te sientes feliz amorrado a una pantalla donde ves la luz.Yo soy parte de ese engaño, tengo dueño y viajo con plomo en las alas, brechas en mi alma: También me acepto tan tarada.Si te vienen... estás perdido. Porque ése es nuestro mundo. Pero no el tuyo. Arena del camino transportada por hormigas en sudario circular. Arena de la playa, ejército entregado a la piel, la cual se echa a temblar, agostada... dulce y frágil. Arena de mis sandalias, arena en los ojos cuando el viento revoluciona los lugares... arena del reloj que nos marca día a día, hora a hora. No ha lugar para tanta arena en mi mundo pequeño.Arena con la que de niña construía mis castillos. Eres el percutor que me va a empujar al desastre,en esa tarde de sol donde se dilapida el placer,la feria está enmarañada de mil sonidos distintos,¿Quién escuchará el silbar de una bala?¿Quién, como un cerebro revienta?El percutor eres tú... y yo soy mi propia bala.20 de enero de 2011. Cuando muerala poesíase irá de míen su esencia:No la he acusadode prístinao impura,pero dejarálos lazos lapidariosy quizá reencarneen un simplemurmullo.Cuando mueramis huesosse envolveránde tierray alma y poesíase iránhacia extremidadesde vacío:¿ Es la poesíaparte del alma ?No lo creo....Los dones purosno se aferran a nada. Camino entre mis sienes:Por pasillos pequeños y peldaños descalzos.Me consigo con un puente de ideasrodeado por conceptos quebradizos.cruzo por ella como los caracolessuben por las entrañas de los pequeños niños.Hay ideas que pasan soltando exclamaciones.Hay sueños que cabalgan pegados a un gemido.En lo que constituye una selva de vértigosconsigo la salita de mi total sinápsis.Todo ha perdido peso y consistenciay todo es una fuga que pesa una palabra.Coexisten mil mundos enteros con el míoy quieren desplomarse como aves volátiles.Pero me aferro a lo que tiene volúmeny son cinco dentritas rezumando a cerúmen:Escapo por los laberintos de mi oreja izquierdapero mis dedos rasgan y me hago una otitis. p { margin-bottom: 0.21cm; } Hank querido siento ardor de estomago por la vida por la muerte por el sexo por las bebidas por las mujeres partidas por los hombres sin sueño por el pájaro azul por la oreja de van gogh por los sesos de hemingway desparramados en el jugo de naranja por el fusilamiento de federico por el cuerpo agonizante en la cama de un hospital publico por los hoteluchos de mala muerte por los mendigos por los harapos como propiedad por la navaja en el cuello por el amor enterrado devorado por los gusanos por la rubia fatal por la masturbación por los cristales rotos en la borrachera por las peleas de tipos duros por la marcha de dillinger por los escritos del viejo indecente por darle duro a la maquina de escribir y a la cerveza por la fealdad y la belleza por kid starbruks en el matadero por las cuatro paredes que te enloquecen por el andar majestuoso de la cucaracha por la musica de las cañerías y la senda del perdedor por la marcha triunfal de los caballos por los malos trabajos y el cansancio por el crimen por los vagabundos bebiendo vino en el frío invierno por la suave cagadera de una resaca por las damas del verano muriendo como las rosas y las espinas por que sí hey hank tenias razón sin la locura la vida es una horrible pesadilla Una bruja pequeñate hizo ver manzanas podridasen mis senos enhiestosy en mis ojos azules dos lagunas muy negras.Era mi hermana celosa que te llevó a su ladoy con sus manos tan blancaste ofreció su pólvora negray la morfina asesina. De mis senos bonitossurgen ahora gusanoscomo de las manzanas podridas. La barra del bar, chapa abolladay sucia, con diminutos lagos de líquidosque hora tú y yo no vamos a bebernos,el humo de los cigarrillos, nuestras miradas,alguien te dice una cosa, te toca en la espalda,mis dedos resbalan como hielo encendidohacia donde los tuyos aguardan, sonries,bebes un trago, mis dedos te alcanzan, "aquí no"me dices muy seria. Aquí, junto a la barra del bar,donde pasan los altos vasos, las jarras más gordas,alguien ha silbado, se extendien los brazos,el barman se sonrie, pues nos ha descubiertoy murmura contento: joder, joder, joder...Llega tu amiga, dále una excusa, te pide tabaco,luego se va... susurras caliente:en el lavabo, vénte al lavabo.Y dejamos la barra del bar, la abandonamos,nuestros sitios vacíos ocupan deprisanuevos cuerpos marcados por esa luz roja,por esa mirada inundada de azul.Mónica Vera; 4 de enero de 2010. Son tesoros escondidos, lúgubres espadasque aguardan en la noche del milenio,es como tener piedras preciosas bajo el suelo,badajas de campanas que no repican por vergüenza,y esperamos, esperamos todos los silenciosde la vida emparedada, a que estos hombresvenenosos, lenguas encerradasen bocas de reptiles, pocilgas ingratas,exploten como aves rompiendo el cielo,estallen cual la luz y hundan la afrenta:pollas rojas de frailes vencidas a deshoras,sobadas con tristeza, lágrimas calientes,lágrimas blancas... señores de los diosesque guardan bajo llave sexos torturadospor recados imposibles, por misionesirrealizables: el virgo se desata y desabrochalas túnicas sagradas y saltan gritos demencialesen las bóvedas de templos que no quieren ser prisiones:entonces surgen majestuosas del hambre y la miserialas pollas de los frailes untadas en aceite de los justos.Qué gran espectáculo para las novicias turbadas,para el candor rasgado como un velo que se corre!! El fondo de las aguas esconde aquellas manosque me acariciaron toda, que bellas navegaron...hasta que la luz del día se entregó a la derrota,la vida fue borrada, los colores encerrados,los puños reventaron la piel para que manaranesos hilillos de sangreque aún, bordean entre mis pecascomo la corriente de los ríossortea miles de rocas...Golpearon los puños enfurecidos,aplaudiéronte los dioses, bajaron oracionesa librarse a tu servicio. Y los gritos...los gritos contra los cristales, el malcontra el silencio, tu sombra contra ti,el pasado apresó a tu cuerpo,vinieron de la calle, te apartaron de tu herida,cubrieron mi desnudez, te llevaron hasta el lago.El fondo de las aguas esconde aquellas manos,en el fondo de mis ojos el gritonunca se acaba: es tu caricia eterna. Aguas profundas,rojas de sangre,ojos de la desmesura,y tú también...Cera candente,piel sonrosada,templo de la oscuridad que quema,y tú también...Vastos espacios,lugares de cautiverio,argollas con restos de carne,y tú también...Y tú también, y tú también,y tú también, y tú también!!También... Y tú, tú también,tú también, tú... Tú, Tú. A quien regalo un vientre blancocúal la nieve,una flor abierta de rojo amanecer,y aliento trémulo, también... ¿Cuándo soy yo y cuándo, un sueño? Se decía Mónica reflejada en el espejo del baño, agarrada a él, mientras descendían sus uñas por la ruta del cristal, chirriando. Mónica no podía separar la realidad de sus sueños y por ello su existencia se había convertido en una pesadilla continua. No sabía desde cuando. No recordaba cuando fue que algo en su cerebro hizo "pum", o "crack". O "puff". Se apagó la luz y todo se descontroló.Los sueños son vida. No hay duda. Pero se encuentran en unos compartimentos estanques, perfectamente al margen de la vida de afuera, de la que no desarrolla la mente. Eso se decía Cristina. ¿O era Mónica? Mas ahora, se explicaba a si misma: "Ya no puedo controlar. No sé si estoy soñando, si ahora soy real: Si mi escena actual lo es. No sé si soy así y es cierto que me hallo aquí". Se echó agua contra el rostro varias veces. Luego levantó la cabeza, observó. Vio a una chica asustada. Y Cristina se asustó también: No sabía si era ella.Cruzó el pasillo de su casa tan rápido como pudo. ¿Qué lugar estaba recorriendo? ¿Hacia dónde iba? Se encerró en su habitación por instinto. Y se lanzó sobre la cama. Lloró. Y luego quizás soñó. O, puede que no. Pudo estar viviendo aquéllo que creyó soñar. Luego salió de casa, atravesó el jardín y anduvo parte de la noche perdida entre calles solitarias de una ciudad. Quizás, su ciudad. La de Julia. ¿O la de Cristina? Se detuvo ante el recinto de una feria, cerrado. Unos grandes perros ladraban con virulencia, atados algo más allá. Estuvo un buen rato. No llevaba reloj. No sabía a dónde ir... ¿Había quedado con alguien? ¿Tenía algo qué hacer? Posiblemente, si. Algo que hacer. Un individuo en su vida. Un familiar... No recordaba bien, si existía alguien. Porque, ¿Dónde estaba papá? ¿Dónde se hallaba mamá? No los recordaba. Cuando las palabras papá y mamá brotaban de su mente no lo hacían acompañadas de imagen alguna. Podía estar soñando. Lo más posible. Cuando se despertara se encontraría en una habitación llena de luz, el mejor fragmento de una confortable casa. Entraría mamá con el almuerzo. Todo sería muy normal. Si ahora estaba soñando, su extraño sueño la hacía discurrir por recónditos parajes, lugares de las afueras de una ciudad. ¿Por qué siempre así? ¿Por qué siempre Julia se hallaba metida en los arrabales? Se alejó de la feria, pidió un cigarrillo a una chica sentada en un portal. Entró en un bar.¿Quién diablos soy? ¿A quién estoy suplantando? se interrogaba en silencio Yolanda. ¿O era Julia? Sentada allí, ante una pequeña mesa circular. Con una jarra fría de cerveza, un paquete de tabaco rubio que acababa de comprar. En la máquina de discos sonaba la canción de Antònia Font... ¿Qué canción era? ¿Se encontraba en el bar? ¿Qué canción... si todo era silencio? ¿Si en su mente no había color, no habían figuras, ni sensaciones, ni una sola voz, ni un ruido que rompiera el miedo? Yolanda estaba sin nada, ella sola... Nada más. ¿O era Carmen? La que tenía la premonición de que no podría aguantar más allá de unos segundos el poder sentirse a si misma, y que tras esa pérdida todo quedaría en blanco.Apoyando las manos en el espejo del baño intentó observarse con una cierta serenidad. Pero le costaba mucho esfuerzo. Se perdía. Necesitaba mirarse a los ojos. Buscar en lo más profundo de ellos. ¿Qué? Que no la olvidaran. No quedar abandonada de su memoria. Sus ojos claros, cansados, no la iban a ayudar en nada: Sin expresión, sin nada que contar. Como si ellos ya hubiesen llegado al final y se desentendieran: Si iba a quedar abandonada. Carmen, o Mónica, bajó la cabeza. Toda ella fue mansedumbre. Y a mí, no se me ocurre otra cosa que picar en el teclado: "Ya no está". ¿Quién?, me pregunto luego. No lo sé... Olí el perfume de flores baratasen el callejón nublado.Creo que alguien me habló....Después silbé un rato calle abajo.Creo que alguien me habló....Sobre mi hombro, miré hacia atrás.Éramos el callejón y yo.Bañado en noche solitariadoblé en la primer esquina.Nada cambió. H.H Vas a esfumarte de una vez por todas.Acaricio tu piel sedientay sé que deberé matarte en cuantouna gota de amor me invada.Vas a esfumartecomo el humo de mi cigarroen la noche ventosa. Ébano voyeur en los sucios cuartos de un hotel,ladrón de chicas desnortadas de pubs de tras la niebla,miedo de pasos sin figuras en las calles retorcidas,techo opaco sobre praderas que aguardan huesos de amantes,ébano... el adiós a la lucidez. El alma golpeó sobre mi cerebro para que me perdieraen las sendas de los hombres locos,eché a andar una madrugada desde el jardín de casa,kilómetro cero hacia los pliegues más profundos de un ébanoque me iba a besar con lengua cálida de veranoy a estrangular en su vientre oscuro de tormenta otoñal. Extiendo un velo de silencioy duelosobre las bocas y los ojos.Vendo esquirlas de plataa los grandes soñadorespara que se suicidentras escribir un verso rojo.Aliento a los seres más cruelesa que en plena madrugadaorganicen sus golpes de castigo. He sentido que estás aquí,más no es cierto.Sentado junto a mí,ambos alrededor de la mesa,pero eso es mentira.Se siguen escuchando los disparosal fondo de la calle y el humoclama al cielo.Tengo el televisor en marchapero las imágenes son borrosas,en estos días en que nos ataca el plomohay interferencias en todo, querido.Es casi imposible el ver naday alguien silenció la voz,pero he sentido que estás aquí,con ellos, con todo eso.Algunos vecinos señalan mi ventanay dicen:Ya no bajará a la calle,no la volveremos a ver.Yo no lo sé: borro una carpeta más. Ayer llamé a mamáy se puso a llorar.Otra vez.He borrado su número de mi móvily he tirado las fotos de la Comunión.No cree en ti ni en que me habites,quizás tenga razón,quizás la tengan todos.Que les dén.En la oscuridad de la nochesiento a tu piel suave acariciarme,y que se mete en mis rincones tu aliento cálido.Los periódicos traen muchas esquelas,cada vez más: Cada vez son más pequeñas.Y ya vienen las de los antiguos amigos,algún familiar, vecinos,viejos conocidos.En las ventanas se multiplicanlas señales de duelo.Añoro los tiempos de paz,los paseos sin miedo al cielo,los parques y a sus enamorados.Estábamos allí. Dejo de leer cuando anochecey me retiro de las ventanas.Es cuando tomo prolongados bañosy juego con los dedos por mi blanca piel.Tú no estás conmigo,por ello no me miro al espejo,no uso pintalabios.Nunca llevé flores a tu tumba,es por eso que no estás conmigo,no te dije las palabras que queríasni derramé las lágrimas necesarias,y no estás conmigo...aún cuando reto a la oscura casaa gritos afirmando tu presencia. Deprimentecomo unas manos que acaricianal tiempo que se alejan.Gris, gris, gris...Eres la tarde que se muere.Siempre la misma. Shakespeare escribió que quien cantaba cavando una tumba hacia algo terrible. Supongo que pensaba que se violaba la paz de los muertos, que se olvidaba, con el leve canto del hombre cavando, el dolor de los asesinados y envenenados, de las los llantos de las viudas. La terrible música del silencio eterno de los muertos, una cena de gusanos y cenizas. Pero el cavador, después de todo, es un hombre que necesita hacer llevadero su trabajo. No quiere entregar a su amor a los brazos de la tierra (el cuerpo a enterrar es para él una carga a dejar allí, a ser cubierta por tierra fresca, que se hunde mientras el cuerpo se amolda al peso del barro). El cavador tampoco espera que salgan mariposas volando de lo que fue el vientre arrugado de una vieja (aunque ha visto gusanos devorando la carne pegada a los huesos y las cuencas de los ojos de algunos niños); no le interesa esconder ahí los desastres de la historia. Solo quiere cavar, hundir su pala en el humus negro, dejar un hueco decente donde depositar el cadáver que le toco en turno. Terminar su trabajo para marchar a casa y beber una fría cerveza.El acto terrible del cavador es cantar feliz por un buen trabajo. Vencido por sus llagas,como el aceite de la vida...el cuerpo transmuta en dejación,se abre a virus y contagios todos,como el ejército derrotado en la línea de una playadeposita tristemente sus armas sobre la arenamojada,así, vencido, el cuerpo se reduce lentamentea un agua maloliente, tibia y salada,pues vino hace mucho tiempo de la mar. Cuando me dejes del todoel agujero que habráaquí dentro...será una cosa irremediable,no lo llenaré con besos,nadie que venga después de tipodrá hacer nada por míy yo seguiré tus pasosbuscando los rincones turbiosdonde te mueves.Cuando me dejes del todoyo ya no serviré para nadie,seré la mujer más desnuda,me querrán lejos mis padrespor esas sucias heridas... de ti. A las personas que generosamente me han leído, les comunico que me tomo UNA PAUSA, para meditar irme ya de una buena vez de éste foro. LOS POEMAS PERMANECERÁN AQUÍ por un tiempo, luego, me los llevaré lentamente.Quien piense que estoy atado a ésta página me desconoce. Voy a otros foros donde soy más apreciado que aquí. SI ALGUIEN ESTÁ INTERESADO, sobre todos los nuevos escritores, les sugiero que lean MIS POEMAS MÁS ANTIGUOS. Gracias a los que me apoyaron y hasta siempre. RICHARD ALBACETE
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Shona Lee
Richard Albacete
Shona Lee
Es cierto, me gusta mucho leer también a los otros miembros del foro y dar mi opinión. Me gusta tanto leer como escribir.
Gracias de nuevo Richard.
Richard Albacete