Y cuando vuelves a oír su voz, se te olvida todo lo malo, da igual si a pasado un mes o 10 años. Por tu mente pasa cada beso, cada palabra, cada suspiro pero principalmente cada minuto que pasaron separados. Y estar ay tan cerca es un reto de no besarle, abrazarlo y no separarte. Llego el momento del adiós, ese momento de que darías lo que fuera para no separarte y la despedida duele más que un puñal en el pecho.