Capítulo IEra un día abochornado de primavera, en los que aunque está nublado hace calor igualmente; tres jóvenes salían de un colegio con sus mochilas, sonrientes y con el espíritu esperanzador que envuelve a los adolescentes.Uno de los jóvenes, un rubio de estatura mediana se adelanto a los otros dos jóvenes y con una pequeña maroma se despidió de ambos. Entonces los otros dos se quedaron viendo por un largo tiempo y sin más cada uno se fue por su propio camino.-Tengo que comprar berenjenas y coles de brúcelas-canturreaba el joven rubio, saco desu bolso un monedero y miro hacia el cielo-...de seguro debes estar muy bien donde estés mamá...-pensó el joven, mientras se precipitaba en llegar al supermercado más cercano-. La puerta automática se abrió para dejar entrar al joven, que llevaba algo de prisa. Se dirigió raudamente hacia los vegetales y escogió cinco berenjenas y dos paquetes de coles de brúcelas, los hecho en su carro de supermercado y luego fue a las cajas, éstas estabanmedio llenas por lo que debió esperar unos cuantos minutos en la fila.Una vez fuera del supermercado el joven volvió sobre sus pasos y siguió su camino hacia un condominio cerca de su colegio. Subió las escaleras, a pesar de que en el edificio habían ascensores, pero él aun así subía sagradamente todos los días las escaleras, saco una pequeña llave plateada de su abrigo negro y la inserto en la ranura de una puerta café, sin embargo,antes de que abriese la puerta, esta cedió y otro joven parecido a él, pero pelirrojo apareció semidesnudo.-Hola Nevai, ¿cómo te fue en la tienda?-le pregunto casualmente el pelirrojo-. Se acabaron las cervezas, ¿puedes ir a comprar algunas?-Giovanni, si nuestro padre sabe que estas tomándote su alcohol te castigara, bebe sólo cuando estés con el...-el rubio entro en el departamento, dejo su bolso del colegio en un sofá en el living y se llevo las bolsas del supermercado con él a la cocina-. Si quieres más cerveza anda a comprar tú, yo tengo que cocinar y estoy retrasado, debes en cuando podrías hacerlo tú. -Sabes que detesto la cocina. Es para mujeres cocinar-Giovanni tomo el control remoto y prendió el televisor, entonces de la caja tonta comenzó a escucharse un programa incoherente e irrisorio-. Prefiero que el viejo me rete y castigue antes de ir a comprar, estoy con toda la paja de las clases...tenemos tarea para mañana, no quiero hacerla. Nevai abrió la llave del lavatorio y metió las berenjenas con las coles bajo el agua, los limpios y luego en una olla echo las coles y las puso al fuego. Seguidamente empezó a pelar las berenjenas...de pronto, Giovanni entro a la cocina, le acarició y luego abrazo la espalda de su hermanito.-Estás más delgado, estas adelgazándote-le dijo seductoramente Giovanni a su hermanito-. A pesar de que somos gemelos tu eres más bajo que yo e incluso nuestra anatomía es distinta. Somos completamente diferentes, tienes el cuerpo frágil y débil como el de una mujer-. Le musito al oído el pelirrojo al rubio, el aludido se sonrojo, pero continúo pelando su segunda berenjena-. Pero con todo eso, yo te amo... ¿por qué no dejas lo que estás haciendo y vamos a nuestra habitación? Nevai se dio media vuelta como pudo entre los musculosos brazos de su hermano, le devolvió el abrazo y estiro su cuello para que sus labios alcanzaran a los de su amado. Entonces Giovanni se hizo a un lado de su hermano, tomo las llaves del departamento y se acercó a cerrar la puerta con pestillo, así tendrían el tiempo suficiente antes de que su padre los pillase, para vestirse y tal vez inventar una excusa. Giovanni levanto a Nevai y se lo llevo hasta el cuarto de los dos, ahí ambos se besaron y acariciaron mientras lentamente se iban desvistiendo el uno al otro...Nevai quedo desnudo primero, entonces Giovanni se quito los calzoncillos, saco una crema del velador común y la coloco en su mano que luego paso a frotar el ano de su hermano.-Prometo que no dolerá esta vez-le dijo cariñosamente mientras le mordían una oreja, Giovanni-. Solo lo meteré y lo sacare, en la noche cuando nuestro padre se duerma podemos seguir. Juro que parare si te duele. Nevai dejo la oreja de su hermano y se preparo para ser penetrado, entonces sintió que el miembro de su pareja rosaba caliente sus pompas, sintió un leve dolor acompañado de una electrizante tirantez, se retorció en los brazos de su hermano, una electricidad recorrió su cuerpo y gimoteo.-Hoy estás muy estrecho-le dijo Giovanni mientras empujaba más adentro. Su hermano gemía cada vez más y se retorcía buscando apoyo-. Tu trasero me encanta; eso gime, gime, que me excita...permíteme irme dentro tuyo...-dijo esto último con una voz de cachorrito-.-Hazlo, vete pronto dentro de mi-le alcanzo a decir Nevai antes de soltar un fuerte gemido y de arrojar su semen a la altura del ombligo de su hermano, quien por lo demás también hacia lo suyo dentro de él-. Por Dios siento que te estás yendo dentro de mí, está caliente, mi pene se vuelve erecto de nuevo. Giovanni comenzó a gemir hasta que termino en un grito, fue ahí cuando ambos supieron que la leche se había derramado completamente en el interior del rubio. Giovanni saco su ya diminuto miembro del interior de su hermano y se dio vuelta, entonces Nevai toco los testículos de su pareja y se los sobajeo.-Los tienes duritos, por qué será...las otras veces quedaban blanditos, incluso podía jugar con ellos-le dijo en forma aniñada Nevai a su hermano-. Tengo que ir a preparar la cena, ¿dejaras que lo haga? Entonces Giovanni soltó a Nevai y este pudo ponerse en pie y colocarse unos pantalones. Se dirigió a la cocina y siguió cocinando las coles y las berenjenas.