_Querida, ¿vas a salir? _Sí, saldré a dar un corto paseo. _Antes, ¿podría leerte un nuevo poema que escribí anoche? _Será más tarde, voy saliendo. _Sólo será un segundo. _Por favor, tú de exagerado. ¿Un segundo? _Sí, o menos… _¡Ah, qué bien!, un poema en menos de un segundo… dale pues, a ver de qué se trata. _Pon atención: ¡Llueve! _¿Y…? _¡Ya! _Bueno, ya… el título, ahora el poema. _Ya, ese es el título y el poema. _¿Es todo? _Sí, es todo. Va a participar en un concurso de poema breve… _¡Pero es ridículo!, eso no es un poema, no significa nada. _¿Cómo que no?... ¡Llueve! _Vas a tener que explicármelo. ¿qué significa? _Significa mucho: ¡Llueve! _¿Qué sentido tiene?, _El que uno quiera: que está oscuro, que hace frío, que no se secará la ropa, que se desbordarán las quebradas, que habrá goteras, que se ensuciarán los carros, que se venderán todos los ejemplares del periódico vespertino, que la gente ya mojada correrá para no mojarse… ¡qué se yo cuántas cosas podría significar ¡Llueve! _¡Ajá! ¿y quién llueve? _Nadie, nadie llueve… sólo ¡Llueve! _¿Cuándo llueve? _Ahora, ahora mismo… ¡Llueve! _¿Dónde? _Aquí, en cualquier parte... ¡Llueve! _Y, ¿Por qué llueve? _Porque sí, porque ¡Llueve! _Y, ¿qué clase de moraleja, información o enseñanza podría dejar eso? _Simplemente, que no puedes salir a dar el paseo. _¿Por qué no? _¡Llueve!