Apr 03, 2017 Mar 28, 2017 Mar 27, 2017 Mar 22, 2017 Mar 21, 2017 Mar 20, 2017 |
Resulta difícil y complicado reconocer y ubicar algún filme cuyo contenido no se apoye en música, por no decir imposible. Y es que, aquello que nos viene y se otorga como "creación artística cinematográfica", depende tanto de ella, que se vale de ella, cual tronco y pilar que resiste y da forma, y no ya como recurso. Leo Brower, afirmó que el cine sin música es un chiste sin gracia, pero ¿acaso la música sin cine es un chiste sin gracia también? Esto no es así. La música es música y el cine cine, sendas creaciones que pueden prescindirse mutuamente. El barco sobre la mar y el caballo en la montaña. Lo uno no hace a lo otro o al menos no debería. Títulos incontables se ofertan al público que jamás en otro tiempo ha gozado del cine como lo hace ahora, más, sería interesante, una oferta que prescinda de los efectos que causa la música, (cualquiera sea el tipo) en el espectador. Mérito sería lograr el conmover con escenas de llanto sin el piano melodiosamente lacrimoso, que toma de la mano, abraza e invita a hacerlo, considerando al espectador no-crítico como un pequeño amorfo, al cual puede inducírsele mediante la música: cuándo llorar, cuándo alegrarse, etc., debido a lo resultante de los efectos musicales y no ya a los diálogos, fotografía, paisajes, situaciones, actuaciones, etc. La vida real, es decir, nuestro día a día cotidiano (¡Oh insignes filósofos!), está ya secundada por música que se torna casi ubicua. En el transporte público, en la calle, restaurantes, y en la privacidad íntima de cada quién, distintas músicas nos impactan cuando no solamente el ruido. Yuxtaponer un trabajo orquestal a una escena es mentir la realidad de la escena misma, es tirar todo por la borda, para mantener, la primacía de la música. El mismo efecto se obtendría con la falta de color proyectada en la pantalla mientras ésta esté sonando. Así, citando a Pascal Quignard, "La música es irresistible para el alma, por eso el alma sufre irresistiblemente", eso con la música, pero, ¿con el cine?, ¡¿Cuándo hemos sufrido verdaderamente con el cine?! Juan Pablo Uribe Hernández México, Ciudad de México, a 3 de Abril de 2017.. La Revolución Imponderable Hemos vivido, el Ser Humano, Revoluciones de todo tipo desde que fue esgrimido el pensamiento para buscar la Verdad. Desde la prehistoria hasta nuestros días, para dar coto a un segmento preciso en aquella historia Total, el Ser humano ha acuñado como “revolución”, a todo aquel movimiento ya sea del intelecto o de la materia, para buscar y encontrar un objetivo preciso, que siempre es, durante algún tiempo, la verdad. Esa aprehensión completa y absoluta de la verdad, por tanto, es tan solo pasajera, y dura el tiempo que le es intrínseco antes de ser desplazada por otra verdad, que es tal porque es logro y epítome de un camino. Así, las revoluciones sociales, científicas, astrales, personales, etc., son y siempre son lo más loable y la mayor aspiración para cualquier Ser Humano, pues implica el movimiento necesario para cualquier cambio, por nimio o grande que este sea. Aquel espíritu que mueve a la búsqueda de esta revolución, es siempre espíritu inquieto, inconforme, y por lo demás, noble. El desinterés propio, que es necesario para lograr el objetivo, es desinterés no por uno mismo, sino antes al contrario, es interés por uno mismo ante la situación de quien se encuentra en una posición de amistad, dual, Mundo- YO. La divinidad, siendo ésta absoluta, imponderable e inenarrable, confía y otorga al individuo no ya solo poseedor de esta conciencia del YO que está frente al mundo, con él, sino a todo ser humano, la capacidad de lograr sus objetivos, cuales sea que estos fueren. Y si el objetivo, del aquel poseedor de del Yo situado frente al mundo, aspira a la Revolución imponderable, ¡¿Qué en el Universo podrá impedírselo, sino tan solo el Universo mismo, Dios mismo?! ¿En qué consiste la Revolución Imponderable? Aquel YO situado frente al Mundo, ha dado en llamar Revolución imponderable, a aquella que ocurre inevitablemente y acompaña la voluntad del mayor Ente, que básicamente consiste en la limpieza de la acción y la limpieza del pensamiento, es decir, sanación, creación y embellecimiento. Ante una sociedad pornográfica, que no mundo pornográfico, es decir, una sociedad envilecida no solo por la publicidad, lenguaje soez, vulgar y grosero generalizado, y contaminación que es no solo material sino inmaterial, efecto lógico de la corrupción y la mentira institucional la cual yace en sus últimos achaques, pues la Revolución Imponderable es por lo demás inevitable, la belleza que adolece el individuo poseedor de un verdadero yo que tiende y participa de lo absoluto y por tal de la Revolución Imponderable, le es otorgada, con una mácula de polvo o la estrella fugaz visible no para él sino para su igual en la noche obscura del otro lado del mundo. Cuando la enajenación y alienación incubadoras de odio en el ser de cada individuo, se torna palpable en su andar, expresar y ser, es ideal incansable para aquel que está situado, gracias a Dios, frente a él y comprende que primero, antes que nada, aquella Revolución Imponderable ha de comenzar por tomar los medios de comunicación masivos, culpables más que nadie, de aquel estado de cosas, donde, pululando ignorancia y contenidos aberrantes, segregando, mintiendo, corrompiendo , enajenando, contaminando, enfermando, enviciando , vulgarizando, alienando, robando, matando, dominando, odiando, lucrando, discriminando, en fin, siendo corruptos y mentirosos, mantienen a México dominado a través del miedo y de todo lo anteriormente dicho. ¡Por la Revolución Imponderable! 03/04/2017 La imponderabilidad de lo inenarrable e inefable se torna insigne y preclaro cuando la belleza se hace consciente de sí misma. La volubilidad incipiente de ríos que no son mares, si no ríos ríos ríos y más que el pito de un coche que contamina. La acción efímera del ser es fuego en la espalda que elimina lo que no puede eliminar el arcano que sacro y obsequio divino es. El pensamiento feroz y atroz puede eliminarse él mismo automáticamente como virus contra virus, afirmando lo siguiente: a partir de ahora, esos pensamientos... aquellos pensamientos, se tornarán bello y propondrán o desaparecerán y en nada trocarán. J.P.U.Hdz. ¿En el tacto, en el pensamiento, en el espíritu? La belleza de la inmoralidad se desdibuja incluso para lo absoluto, lo cual es imposible. Hemos de recordar lo que ocurrió hasta hace apenas unos años quienes decidimos claudicar a aquella manera pasiva de ser víctimas. Lo alto es en pensamiento y acción, ubicar estas dos palabras que inundan y abarcan el entorno, nuestro entorno: corrupción y mentira. La individualidad es un logro, más aún aquella que nace y reside por la belleza. El mundo se torna rebelde frente al Yo inmaterial, por decir lo menos, pues frente al yo que lo habita es criminal. Lo medios de comunicación masivos, nuevamente, son epítome de corrupción y mentira, instituciones corruptas y mentirosas. La Revolución, por ende, es inevitable. Estoy armando la revolución, y no tengo miedo. ¿Cuál? Aquella que ocurre inevitablemente y acompaña la voluntad del mayor ente. ¿En dónde? En México. ¿Por qué? Porque la ignorancia que enajena, embelesa negativamente y aliena, no ganará, no mientras YO viva. La belleza de la revolución, es única, se te otorgan arcanos y contemplaciones de lo intangible sí, más de lo tangible también que resultan ¿ignaras y gregarias?, no, mas sí locuciones infinitas con lo divino, allá y aquí, y aquí y allá y allá y aquí. En pensamiento y en acción, compongo música, escribo metafísica, y mis amigos son los grandes. He visto el infierno, y no callaré por que no mataré a mi YO aquí, o no lo intentaré por decir lo que es más adecuado, ya que el YO es inmortal, absoluto, así que, discúlpame bello San Juan, mas alguien ha de leerlo. En el mar, en su arena, en las rocas, en la corteza de los arboles están las faces de aquellos que arden, a falta de, por el momento, una mayor precisión sobre lo que acá es. Mentira y corrupción, son el fundamento de su trangresión, contaminación, vulgaridad, ofensas, trangresiones, mentiras y corrupción. Así que sí, soy Revolucionario, en el sentido laxo y más profundo de la palabra. En la cima y en la Sima. Bello. Bella. ¿Qué es belleza? ¿Qué es lo bello? Ante lo absoluto Todos somos bellos, material e inmaterialmente hablando. Imponderablemente hablando. La capacidad de la conciencia de lo bello encuentra su claudicación no en el actuar del pensamiento y la acción de que quien es corrupto, mentiroso, inmoral… Somos imponderablemente bellos… Una definición sucinta no pletórica ni luenga de lo que somos es la que sique: Somos bellos. Sobre la Presciencia de Dios. El pequeño Larousse Ilustrado del año 2013 define el término "presciencia" como un sustantivo femenino que significa: "el conocimiento que Dios tiene de todo lo que ha de suceder, incluso de los actos libres". Vamos a intentar descifrar, qué querrá decir esto exactamente. Dios es materialidad e inmaterialidad, por tanto, es objeto de aquello de lo que se puede conocer, mas viceversamente, somos materia marcescible e inmaterialidad que tiende a lo absoluto, a él. Así, al participar nosotros de su condición absoluta, y ser él mismo lo absoluto en cuanto a inmateria y materia respecta, es decir; mácula de polvo, partícula divisible de partícula divisible, fuerza elemental con designio espiritual, etc., influye y conoce aquellos actos libres, previo a haberse cometido, puesto que somos inmaterialidad que tiende a lo absoluto, y conocemos nuestra capacidad arbitral para decidir, y así conocer, siendo absolutos, o mejor dicho, participando de lo absoluto, la acción de nuestros actos libres, previo haberlos cometido. Juan Pablo Uribe Hernández Este usuario no tiene textos favoritos por el momento
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