Cuando no decides, deciden por ti. Y en este caso lo voy a hacer yo. Cuando haces eso, te estás perdiendo uno de los valores más importantes que tenemos como persona, el poder de decisión sobre nosotros mismos. Y no vivirás tú vida, ni tus sueños, serán los de otros, de aquellos antes los que te pusiste de perfil. Cuando dejes que eso ocurra, tú vida se irá agotando, muy lentamente, e irá arrasando con todo. Y solo te quedará lamentarte, nadie te entenderá, pensarás que la vida te debe algo por condescendiente, por haberte sacrificado, pero no, la vida no tendrá piedad contigo. Cuando te des cuenta, quizás sea demasiado tarde, tendrás que dinamitar tu vida, y habrás perdido mucho por el camino. Y la vida seguirá, y mirarás alrededor y verás que el mundo sigue girando, que tú no eras el centro de nada, eras tan sólo alguien que no se atrevió. Cuando eso ocurra, tu mundo volverá a desmoronarse, y ahora te encontrarás solo, ya nadie puede decidir por ti. Y ojalá que en ese momento tengas fuerzas para hacerlo. Ojalá, de corazón, pero lo harás sin mi, porque ahora decido yo.